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El Dr. Ricardo Oviedo contactó con ABC Color y manifestó que la persona filmada en un video lavando productos con sangre y exponiéndose peligrosamente a enfermedades manipula compresas que ya fueron usadas y no telas ni uniformes. Reconoció, sin embargo, que la mujer está quebrantando una norma básica de higiene y dijo que le parecía extraño que la limpiadora no haya tirado a la basura estas compresas.
El médico manifestó que asumió el cargo hace dos semanas y que tenían dos lavarropas: una de mayor porte y otra más pequeña, ambas industriales. La más grande fue prestada por el Ministerio de Salud para usarse en el Hospital Nacional de Itauguá y será devuelta en un par de días. Además, dijo que cuentan con dos secarropas.
Oviedo aseguró que todos estos elementos dan abasto para la limpieza del hospital regional de Villarrica. Dijo que “no quiere pensar mal” de la mujer que aparece en el video, por eso prometió indagar qué pasó, porque la funcionaria debía haber tirado las compresas como dicta el protocolo.
De acuerdo al acta de entrega del procedimiento administrativo que se cumplió para el traslado de la máquina, que data del 24 de abril, el lavarropas se entregó “en carácter de préstamo” para su uso en el Hospital Nacional de Itauguá. Sin embargo, esto se habría hecho en desconocimiento del exdirector Giret Soto, quien, a su vez, el 12 de mayo escribió una nota al respecto al director administrativo regional del Ministerio de Salud, Walter Barrios.
En la misiva se pidieron “datos de referencia de un lavarropas industrial perteneciente al Hospital Regional de Villarrica y que mediante comunicación verbal fue retirada del hospital con destino desconocido para mí”. La nota se respondió al día siguiente, justificando el traslado de la máquina “a pedido del señor ministro al Dr. Walter Barrios”.
Los funcionarios también levantaron una queja formal pero al exdirector, el 28 de mayo. En la nota reclaman una explicación de lo ocurrido, ya que las personas que trasladaron la máquina no lo hicieron en su momento. Además, recordaron que el lavarropas funciona gracias a una colecta de G. 10 millones que se hizo en la comunidad. “Es injusto que (ocurra esto) después de varios años de gerenciamiento, de haber tocado varias puertas”, lamentan las lavanderas en la carta.