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Por Resolución N° 49, el director Julio Fernández ubicó al reconocido “mago” de las finanzas, Alberto Estigarribia Fretes, como administrador de la Aduana de Terport.
Estigarribia es parte de la cofradía de funcionarios de la institución que históricamente se mantienen como administradores de los puestos más sensibles de control. Con un sueldo de G. 4 millones, erigió una gigantesca residencia, inauguró una casa de descanso, constituyó sociedades, se desplaza en vehículos de lujo y lleva un alto nivel de vida.
El funcionario figura en la lista de sospechosos de enriquecimiento ilícito que denunció ante Contraloría el exdefensor del pueblo Édgar Villalba, en 2015. Sin embargo, supo mantenerse en su cargo de administrador en Aduanas y hoy, el Gobierno de “Marito de la Gente” le reconfirma en un puesto donde se despachan mercaderías de alto valor como electrónicos, perfumes, vehículos de alta gama, etc.
Al asumir el cargo, Fernández había señalado que funcionarios con antecedentes no ocuparían cargos en este Gobierno. Pero reubicó a Estigarribia y a Carlos Ignacio Riquelme, quien cayó en un caso de coima mediante una filmación en 2008. Otros “magos”, como Nitder Samudio y Gustavo Kirmser, con cuestionados antecedentes, continúan como jefes aduaneros.
El funcionario tiene una casa quinta de Pirayú, valuada en unos US$ 350.000, donde construyó varios quinchos, una importante residencia de dos plantas, que cuenta con piscina, canchas de fútbol, etc. Según había referido, la propiedad fue una herencia de su padre. Sin embargo no supo explicar el origen de las millonarias inversiones en las edificaciones. Entonces sólo señaló: “De a poquito me fui haciendo”.
La casa del aduanero está valuada en unos US$ 350.000. Sus hijos -sin registros laborales- figuran como accionistas de la sociedad anónima familiar “Fixpro S.A.”.