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"Dios nos creó incorruptibles, inmaculados, explica San Pablo en la Biblia. No se cómo puede caer eso en algunos lugares", señaló el obispo emérito dando a entender que el mensaje bíblico es ignorado entre los corruptos.
Giménez explicó a los miles de fieles concentrados en la explanada de la Basílica de Caacupé que el Dogma de la Inmaculada Concepción fue declarada un 8 de diciembre de 1854, es decir hace 164 años. "El dogma es una afirmación de una doctrina católica que es vinculante, es decir, debe ser celebrada a través de la liturgia. Sostiene que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción por los méritos de su hijo Jesucristo", explicó.
Esta doctrina nos muestra la necesidad de tener un corazón puro para que Jesús pueda vivir en nuestro interior y de ahí naciese la Salvación. "Si este dogma no se vive, no sirve. San Pablo nos enseña (Efesios 1:4) que Dios nos escogió en Él antes de la fundación del mundo,para que fuésemos santos e irreprochables delante de Él. Otra traducción dice santos e inmaculados", indicó.
Agregó que Dios nos creó limpios y después nosotros nos ensuciamos, a nuestras familias, a nuestra iglesia. "Traemos con nosotros ese pecado original, que no es como muchos piensan que es la relación sexual de Adán y Eva. Es en realidad la desobediencia que tuvieron ambos con nuestro Dios. Esa desobediencia que hizo cambiar el Plan de Dios y destruyó nuestra condición de incorruptible, de fuera de mancha. Tenemos por eso una inclinación hacia el pecado", manifestó.
Destacó que Dios nos pide caminar según el Espíritu (para recuperar nuestra incorruptibilidad), y eso significa amar, respetarnos mutuamente, caminar en justicia y santidad. "Esto nos demuestra que el Dogma de la Inmaculada Concepción es aterrizable en nuestras vidas", concluyó.