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“Es la realidad: aproximadamente el 40% se destina para ese rubro (salarios) y el restante es lo que destinamos para las reparaciones”, indicó como una de las tantas “limitaciones” contra las que deben luchar para dar solución a los innumerables baches de la capital. Es decir, US$ 6,5 millones de los US$ 15 millones del presupuesto anual de la Dirección de Vialidad van para salarios.
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“La estructura persiste (...) Ponete en mi lugar. Siempre digo, parafraseando a (Winston) Churchill: ‘Lo imposible lo haremos hora, los milagros después’. Entonces, esa es mi posición, desde mi cargo estoy haciendo lo humanamente posible para poder con las limitaciones que tengo, hacer lo que puedo. Hay cosas que no puedo solucionar”, indicó.
Sobre el hecho de casi priorizar salarios antes que cumplir con el objetivo principal de su dirección, que es solucionar los problemas en las calles, dijo que reducir la plantilla es una decisión que corresponde a un nivel más alto que el suyo. “Soy un simple director. La parte política la dejo a otros”, dijo Samaniego.
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También comentó que es una realidad que muchos de los inconvenientes de baches no se generan por problemas propios de la municipalidad, sino de otras instituciones. “Nuestro pavimento es contenedor de servicios. Ojalá pudiéramos tener la cantidad necesaria de dinero para derivar todos esos servicios a la vereda y así tener un pavimento libre de servicios públicos, entonces no tendríamos particularmente problemas. En este caso, se rompe un caño de Essap, ¿qué pasa? Se produce un problema de grave deterioro. Viene ANDE, hace su instalación, viene la gente, hace su instalación de fibra óptica, etc.”, justificó.