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Según registros de la institución, la aeronave partió del aeropuerto Silvio Pettirossi el 20 de setiembre de 2011, con destino al aeropuerto Guaraní de Ciudad del Este. La avioneta era pilotada en ese momento por Charlie Román, con licencia Nº 1.801.
El mismo día su plan de vuelo indicaba un viaje a la Estancia "La Golondrina" en el departamento de Alto Paraguay. Para este vuelo, el piloto fue Cristian González, con licencia 1280.
Posteriormente, el 15 de marzo de este año, el monomotor al mando de Cristian González, apareció en Coronel Oviedo, despegando del aeropuerto de esta ciudad, con un plan de vuelo que indicaba como destino nuevamente la estancia "La Golondrina".
El sábado pasado, esta avioneta que aparentemente ingresaba desde territorio argentino y volaba con fallas mecánicas, fue protagonista de un accidente aéreo, al caer en una estancia del distrito de Laureles.
Los ocupantes del avión, que según versiones mostraban las consecuencias de fuertes golpes y heridas, "desaparecieron sin dejar rastros".
El informe policial se contrapone a lo que señalan nuestros informantes, quienes observaron a estas personas subir a lo que podría ser la patrullera policial que se dirigió aparentemente hacia la zona de Misiones.
Tampoco se dio participación a la fiscala antidrogas de Ñeembucú, Ana Luz Franco, considerando que existen sospechas de narcotráfico.
El domingo, el Oficial Inspector Alexis Sanabria, de la Policía Antinarcóticos y Sixto Noel Rivas, de la DINAC, acudieron al lugar del accidente para la verificación de la avioneta.
A pesar del temor generalizado que existe en la zona para testimoniar en casos de narcotráfico y otros delitos, este medio recabó la información de que dos personas ocupaban la aeronave.
Uno de ellos, de aproximadamente 50 años, robusto, de tez blanca y pronunciada calvicie, con herida en la cabeza, hablaba en portugués y llevaba un maletín.
Su acompañante, que sería paraguayo, morocho y delgado, menor de 20 años, mostraba dificultades para caminar tras el accidente.
El duodécimo departamento es zona de tránsito de drogas que son comercializadas en la Argentina. Las operaciones se realizan en toda la zona fronteriza.
Los malvivientes operan por tierra, agua y aire. Por la facilidad que se movilizan se sospecha fuertemente de la complicidad de los encargados del control en los ríos y toda la franja territorial fronteriza.
Los vecinos perciben continuamente la actividad ilícita, que resulta "invisible" para los oficiales de la Prefectura Naval y la Policía Nacional.