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Se trata de una patología autoinmune en la cual las células del intestino delgado rechazan los alimentos que contienen gluten, los compuestos por trigo, avena, cebada y centeno. “Esos alimentos actúan como agresores a la glucosa intestinal, entonces se produce una destrucción de esas vellocidades intestinales y el paciente sufre pérdida de peso, diarrea y otros síntomas”, expuso el profesional.
Manifestó que el mal también puede manifestarse de forma extraintestinal, a través de ronchas en la piel o conjuntivitis en forma crónica. El paciente no se siente bien, tiene dolores de cabeza, se puede llenar de aftas en forma crónica hasta que de pronto se piensa en esa patología y se puede llegar al diagnóstico”. Esta patología -sostiene Blasco- no es curable, es decir, el único tratamiento es evitar el agente agresor, en este caso el gluten. Las personas que padezcan celiaquía deben alimentarse con productos libres de gluten.