Día de la Cruz al estilo paraguayo

Cada 3 de mayo, el mundo conmemora el Día de la Cruz. En Paraguay, el festejo da vida a una tradición: el Kurusu Jegua (cruz adornada).

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Muchos países del mundo, más aquellos con fuerte presencia católica, conmemoran el Día de la Cruz cada 3 de mayo. Paraguay forma parte de esa lista de países que conmemoran la fecha, pero con un estilo muy particular.

Las familias tradicionales en ese día preparan un altar de hojas de laurel en torno a la cruz principal. Este altar se adorna, no con guirnaldas, ni con flores, sino con las deliciosas chipas. 

También collares de maní cuelgan de las ramas bien enredadas, emulando rosarios, con chipas en formas de cruces y algunos caramelos. Todos los integrantes de la familia y de la comunidad participan de la actividad, compartiendo un momento agradable.

Es así como el Kurusú Ara (Día de la Cruz) da vida a una nueva tradición: el Kurusu Jegua (cruz adornada), que reúne a fieles a su alrededor para rezar a Jesucristo, sea con una misa dirigida por un sacerdote o individualmente.

Las cruces igualmente son utilizadas por las personas para rendir homenaje a aquellos que ya no están y también para orar por su descanso en paz.

Al mediodía, en algunos casos, o al final del día, luego de que el altar sea visitado por los creyentes, los organizadores proceden a repartir entre los presentes las chipas y los collares de maní, brindando un banquete con los adornos.

La conmemoración del Kurusu Ára tiene su origen en una antigua tradición cristiana que data de la época de Constantino, emperador de Roma.

La leyenda cuenta que en la costa del río Danubio, el ejército romano se aprestaba a una guerra con los bárbaros. Los romanos tenían un ejército muy reducido y sin posibilidades de vencer al enemigo. En la noche previa a la batalla, Constantino duerme y en sueños ve una cruz brillante con una leyenda que decía: "Con este signo vencerás".

Al amanecer, el emperador mandó construir la cruz que precedió al ejército romano en la batalla. Contra los pronósticos, los romanos lograron imponerse.

A raíz de este episodio, Constatino se convirtió al cristianismo y levantó varias iglesias. Posteriormente, envió a su madre, Santa Elena, a Jerusalén a buscar la cruz de Jesucristo. Santa Elena logró hallar las tres cruces y para saber en cuál de ellas se crucificó a Jesucristo decidió hacer una prueba.

En efecto, ubicó a un joven muerto sobre las dos primeras cruces y no pasó nada. Cuando ubicaron al fallecido en la tercera cruz, el joven resucitó. Ese milagro había ocurrido un 3 de mayo, de ahí la celebración del Día de la Cruz.

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