Cargando...
En la mañana del 23 de junio de 2014, Sonia fue asesinada en su propia oficina donde funcionaba la Cámara Paraguaya del Cloro (Capaclor), en barrio Jara, supuestamente con fines de robo. Recibió 34 puñaladas en diferentes partes del cuerpo.
El Ministerio Público, tras un año de investigación, logró cerrar el círculo e identificó a las cinco personas que participaron directa e indirectamente en el complot para asesinar a Doutreleau: Celia Maidana, secretaria de la víctima y autora moral; Gustavo Insfrán -barrabrava de Cerro Porteño-, autor material, la novia de Insfrán, María Gabriela Villalba, quien actuó de nexo entre ambos; Gustavo Noguera y César Maidana, pareja y sobrino de Celia, en ese orden, como cómplices.
Extractos de conversaciones a través de mensajes de texto entre la autora moral, Celia Maidana, y María Graciela Villalba - Ciclonera, como estaba registrado el número- revelan cómo ambas discutían aún en la noche previa la forma en que se consumaría el asesinato.
El faltante de dinero en Capaclor era una situación que preocupaba de sobremanera a Celia, motivo por el cual el asesinato de Sonia empezó a diseñarse desde principios del mes, según revelaron conversaciones por medio de WhatsApp entre la secretaria y su sobrino, César (Cesar sobri, como estaba guardado el número), quienes ya estaban en busca de un sicario, armas y hasta un móvil para llegar y escapar del sitio.
A medida que pasaban los días, la secretaria Celia ya se mostraba impaciente con su sobrino, a quien -según las evidencias -presionaba constantemente para que contratase a un sicario y termine con Sonia de una vez.
Desde el 11 de junio de ese año la insistencia iba en aumento, tal es así que el 16 de junio aparentemente debió haberse consumado el crimen, sin embargo su sobrino, César, interponía excusas pese a haberle cobrado ya 1.000.000 de guaraníes que supuestamente entregó al sicario. La Fiscalía concluyó que el sobrino nunca contrató a nadie y que se quedó con ese dinero, pero fue implicado en el caso por conocer las intenciones de su tía y no denunciarla.
El desfalco G. 383 millones contra la firma Capaclor, dirigida por Sonia, fue el motivo del brutal crimen, según concluyó y comprobó la Fiscalía. Entre las evidencias colectadas por los investigadores, se encuentran conversaciones con proveedores de la empresa, que exigían el pago de facturas atrasadas.
Celia Maidana inventaba excusas para retrasar los desembolsos hasta que revela a uno de los proveedores que Sonia no estaba enterada de la falta de pago de los compromisos. A continuación, reproducimos charlas registradas días antes del homicidio.
Esta charla revela cómo Celia disponía de los pagos para proveedores a su antojo. La Fiscalía reveló que el dinero sustraído de la empresa lo usaba para fines propios, también se benefició el marido de la mentora del homicidio, que también llegó a colaborar con la búsqueda de un sicario.
Poco antes del mediodía de aquel 23 de junio informábamos acerca del brutal crimen. La primera información que proveyó la Policía fue que Celia era testigo del hecho, pero se encontraba en estado de shock y que hasta ese momento no había aportado datos.
Poco después inventó la historia de que aproximadamente a las 10:00 un extraño accionó el timbre del edificio de Capaclor y tras anunciarse como funcionario de la ANDE que traía una factura -al abrir la puerta- ingresó a la fuerza al local, con otra persona. Acotó que fue encerrada en el baño, mientras los asesinos atacaban a su jefa.
Luego de que se constatara el millonario faltante en la firma y tras tomar declaraciones de allegados a la víctima, la Fiscalía direccióno su investigación hacia dentro de la propia empresa y todas las aristas apuntaban a Celia Maidana.
Por homicidio doloso agravado con fines de lucro y robo Celia fue condenada a 29 años de encierro, al igual que el sicario Gustavo Insfrán, mientras que la novia de este, María Gabriela Villalba, fue condenada a 15 años de cárcel en calidad de cómplice.
Gustavo Noguera y César Maidana, pareja y sobrino de Celia, fueron condenados a 13 y 11 años de cárcel, respectivamente.