Desnutrición infantil: cruda realidad disfrazada

El 10,8 % de los niños paraguayos no indígenas sufre de desnutrición. En el sector indígena, esta situación es aún más alarmante: casi el 50% de los nativos está desnutrido. Si bien la cifra bajó, aún hay niños que mueren en estas circunstancias.

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Según datos que proporciona la Unicef en su portal digital, de cada 1.000 niños que nacen en Paraguay, 19 mueren antes de alcanzar los 5 años, 16 antes de cumplir el primer año y 11 antes de llegar al primer mes de vida. El 44% de la niñez menor de cinco años está expuesta a sufrir desnutrición en algún momento.

El 21 % de la población total del país, es decir, 1.315.133 personas, son niños menores de 8 años.

Lastimosamente, esta cruda realidad no se ve reflejada en las cifras oficiales que proporcionan las instituciones del Estado. Tras numerosos intentos de obtener datos, nos percatamos de que las autoridades de entes como el Instituto Nacional de Alimentación y Nutrición (INAN) no quieren arriesgarse a hablar de cifras crudas, y evaden preguntas que se refieren a la cantidad de niños que mueren por desnutrición en Paraguay.

Para darse cuenta de la realidad, solo basta con realizar una búsqueda en Google y encontrarse con decenas de noticias de prensa que hablan de menores fallecidos por desnutrición a lo largo de los últimos años.

Tras el caso de la niña de 15 años fallecida días pasados a consecuencia de un atragantamiento en estado de desnutrición severa, ABC Color indagó cuál es la situación de la desnutrición infantil en Paraguay y cómo aborda el Estado esta problemática.

De cada 1.000 niños que nacen en Paraguay, 19 mueren antes de cumplir 5 años. Foto: Techo.org.

La doctora Susana Sánchez, directora del área de nutrición y encargada del Programa Alimentario de Nutrición Integral del INAN, señaló que en la edad escolar menos del 2% la población, entre los 5 y 19 años, presenta desnutrición en nuestro país.

“Esto se evalúa por el índice de masa corporal. Para determinada talla, tiene que tener determinado peso. Al no alcanzarlo, se habla de desnutrición”, explicó.

Con referencia a lo sucedido con la adolescente de 15 años fallecida, la profesional afirmó que “son casos aislados. Al tener discapacidad entra en un grupo especial de pacientes, que no son evaluados como el resto de los niños sin discapacidad que pueden comer normalmente”, acotó, al tiempo de agregar que, la desnutrición no ocasionó la muerte de la menor, sino que fue “un factor agregado a su cuadro general. Es muy extraño que haya un cuadro de desnutrición primaria en una persona ya grande. Esta niña pudo haber tenido errores en la posición al alimentarse, problemas para succionar o tragar”.

En una publicación anterior, este diario informaba que la adolescente tenía discapacidades físicas e intelectuales, y que la causa de muerte fue sepsis por atragantamiento. Pero, aunque el diagnóstico forense no habla de desnutrición, resultaba evidente el estado de avanzada falta de alimentación que sufría la joven. La madre habló con ABC Color y argumentó que lo ocurrido fue por falta de ayuda.

Sánchez aclaró que, si bien la causa principal de la desnutrición es la pobreza, son igual de importantes otros factores como “la falta de servicios básicos de salud, agua y saneamiento la seguridad alimentaria, que implica que la persona debe tener disponibilidad de alimentos, poder comprarlos o cultivarlos. La desnutrición es la punta del iceberg de varios otros problemas que actúan en conjunto en las familias vulnerables”, apuntó la directiva.

Al consultársele sobre la cifra de muertes infantiles por desnutrición, la doctora respondió que no se cuenta con ese dato porque “generalmente los niños mueren por otro problema y la nutrición es una enfermedad paralela”.

Ante esta respuesta, no es difícil concluir que existe un “disfraz” en los registros, pues, evidentemente, los menores que fallecen por otras enfermedades, estuvieron expuestos a las mismas debido a la falta de defensas que les generó la desnutrición.

Existen tres tipos de desnutrición: la global, cuando el niño tiene bajo peso para su edad, que generalmente se da en menores de 2 años; la desnutrición crónica, cuando el niño tiene baja talla para su edad, y la desnutrición aguda, que se da más bien en niños mayores o adolescentes, que tienen bajo peso para su talla.

En el INAN, entidad dependiente del Ministerio de Salud, solo se tiene registros de los niños que asisten a consultar a los servicios de salud pública.

La doctora Sánchez nos explica que en este grupo “existe un 5 % de desnutrición global en menores de cinco años. De estos, menos del 2% son casos de desnutrición severa”.

Al insistir con las cifras que reflejen la magnitud de la desnutrición infantil, Susana Sánchez explicó: “La desnutrición crónica bajó en los últimos años. Según la Dirección de Estadísticas, Encuestas y Censos, entre el 2004 y el 2005 teníamos un 18 %. En la última recolección de datos, entre 2011 y 2012 el índice bajó a 10,8”.

Comparativamente con otros países de la región, nuestro rango de desnutrición es mucho menor. Chile logró erradicar la desnutrición, y ahora su porcentaje es del 1%. En Brasil, el índice es de 6,5%.

Para atender a estos niños, el INAN dispone del Programa Alimentario Nutricional Integral (PANI) que entrega 2 kilos de leche enriquecida por mes a niños y niñas menores de cinco años que estén con bajo peso, o desnutrición, ya sea leve, moderada o severa, y también a mujeres embarazadas con bajo peso. Esta cobertura alimentaria dura un año. Se presume que ese lapso de tiempo es suficiente para que el niño se recupere de la enfermedad. A las mujeres embarazadas se les brinda una cobertura en los seis meses posteriores al nacimiento del bebé, de manera a garantizar que estén en condiciones para amamantar.

Actualmente, están incluidos en el programa 70.000 beneficiarios, de los cuales 2/3 son niños.

“Durante ese año, se le realiza al paciente 12 controles, en los cuales se le pesa, se lo mide, y se lo evalúa. Se les da la leche, se les enseña prepararla. Es una leche enriquecida con hierro, zinc, cobre y vitamina C”, explicó la médica.

Buscando una fuente independiente del ministerio, llegamos hasta la doctora Marta Sanabria, pediatra especialista en nutrición infantil y consultora independiente que trabaja de cerca con la Unicef.

La profesional nos brindó un panorama más crudo y real.

“La desnutrición bajó a nivel país, pero tenemos situaciones complicadas que debemos trabajar, como los niños indígenas, que según los últimos estudios tienen una prevalencia de desnutrición del 47%, es decir, uno de cada dos niños sufre desnutrición”.

Teniendo en cuenta factores como la pobreza, y la edad más vulnerable (niños menores de cinco años), Sanabria remarcó que “actualmente en Paraguay estamos hablando de 200 mil niños en riesgo potencial de desnutrición”.

Según señaló la experta, para cubrir la deficiencia alimentaria del total de niños que está en vulnerabilidad nutricional "son necesarios US$ 40 millones. Sin embargo, hoy se tienen US$ 22 millones. Hay una brecha de US$ 18 millones. La ley de garantía nutricional dice que el INAN debe brindar apoyo a todos los niños que están en riesgo de nutrición, pero no se cuentan con los recursos, y urge un aumento", lamentó.

Con respecto al grupo de niños con discapacidad, Marta Sanabria mencionó que requieren un abordaje integral. “Niños con parálisis cerebral, problemas neurológicos y otras patologías requieren no solo el alimento, sino de una evaluación por parte de varios especialistas. Por más que le des leche fortificada cada mes, si ese chico tiene problemas de deglución, no sirve. Necesita que le coloquen una sonda, o le realicen una gastrectomía para alimentarlo”, remarcó.

Con respecto al caso de la niña fallecida en Itacurubí, Marta Sanabria explicó que su caso era “una desnutrición aguda. Ella debía ser evaluada por un equipo médico. Tenía dificultad de alimentarse, debían probablemente colocarle una sonda”, apuntó antes de agregar: “Atiendo a muchos niños con discapacidad que están superbien desde el punto de vista nutricional. En esos casos se necesita mucho apoyo a la familia, y lamentablemente está el factor de la distancia. Muchas instituciones que podrían ayudarla están en Asunción y Central, y la gente no puede llegar”.

Sanabria apuntó también que en nuestro país es necesario emular prácticas de otras naciones de la región, como Chile o Argentina, en donde “el Estado provee de sondas y alimentos a niños que tienen desnutrición y además otras discapacidades que les dificultan alimentarse correctamente. Hay una asistencia domiciliaria que aquí falta”.

La mujer de espaldas es  Zully Martínez, madre de la adolescente fallecida en estado de desnutrición. La pequeña es su hija menor, de 1 año.

Con relación a las muertes infantiles por desnutrición, nuevamente nos encontramos ante la misma dificultad. La doctora no quiso arriesgarse a dar números concretos. “Tenemos que da un dato oficial, y muchas veces estos números no están registrados, porque al fallecer, el médico pone como causa de muerte cualquier otra enfermedad que el niño tuvo como causa de desnutrición”.

Sin embargo, acotó que "el riesgo de morir de un chico desnutrido es tres veces más alto que el de uno que está en buen estado nutricional”.

¿Cuántas cifras alarmantes estarán ocultas detrás de los certificados de defunción que indican como causa de muerte cuadros respiratorios u otras enfermedades que “asustan menos”?

Es una respuesta que por el momento no tenemos, y una gran problemática que requiere una solución de raíz.

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