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“Lamentablemente suceden hechos poco alentadores en la Secretaría Nacional de Cultura. No paran de distraerse recursos humanos y financieros para el proyecto personal del ministro Griffith, denominado Paraguay Poderoso. Por temor nadie se anima a exponerlo”, expresó en su cuenta de Twitter el comunicador Adrián Cattivelli, que actualmente trabaja en la Dirección Audiovisual de la Secretaría de Cultura.
Indicó al diario ABC Color que esta irregularidad derivó en conflictos con los temas referentes específicamente a la cultura, como el papelón de la Feria del Libro y otros temas que competen a esta secretaría:
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“Esto ya produjo el año pasado la renuncia del entonces director general de Gabinete, el muy competente escritor Víctor Casartelli. Ahora, cerca del fin de gestión, continúa la presión para trabajar por el proyecto del ministro, ajeno a las disposiciones de la Ley de Cultura 3.051”, denunció públicamente.
Explicó que ahora a la Dirección de Audiovisual exigió realizar un concurso con los elementos constitutivos de Paraguay Poderoso, para lo que se gastaría unos G. 30 millones. “Desde un comienzo le hemos asesorado al ministro Griffith que su competencia guarda relación con la aplicación de la Ley Nacional de Cultura 3.051/06 y que a ello debía abocarse, no a proyectos ideológicos personales ajenos a los mandatos de la ley. Pero no encontramos eco”, puntualizó.
Manifestó que el año pasado se gastaron aproximadamente G. 600 millones en un Congreso de Planificación en el World Trade Center, lo que correspondía que fuera organizado por la Secretaría Técnica de Planificación, no a la de Cultura. Reconoció que esta denuncia podría costarle la permanencia en la institución; sin embargo, sostuvo que considera necesario que el contribuyente sepa en qué se está gastando el dinero público.
Este proyecto de tinte motivacional es una iniciativa que Griffith emprendió antes de ser ministro; incluso, en su momento había manifestado que consideraba que esta realización lo había llevado a ocupar el cargo en la Secretaría de Cultura.
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Llamamos insistentemente y enviamos mensajes al teléfono del ministro Griffith para intentar obtener su versión al respecto, pero no nos respondió. Tampoco logramos la comunicación al llamar a la línea baja de la Secretaría de Cultura.