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Los oleros viven en Puerto Cantera y desde la suba del Paraná a cota 83, quedaron sin arcilla para la elaboración del ladrillo. Ante esa situación, la Municipalidad hizo un convenio con la EBY para extraer –con maquinaria y camiones de la Comuna-, la materia prima desde Puerto Trinidad, único lugar en que aún hay ese material.
"Cuando estaban cargando el tercer camión llegaron Lobel y su cuñado Luis Brítez, funcionario de la EBY, acompañados del jefe de seguridad de la binacional, el coronel retirado Carlos Godoy y no permitieron que se extraiga la arcilla", comentó el olero Mario Amarilla.
Dijeron que no podían dejar que se use maquinaria de la Municipalidad en una campaña política. "Y lo que nosotros pretendemos es trabajar, además, la actual intendenta, Blanca Caballero (20 A), no es candidata a nada", explicó Rubén Villalba.
"No tenemos trabajo en la zona, nuestras olerías quedaron bajo agua. Justo que la Municipalidad acondicionó un terreno que le pertenece, para que las 30 familias hagamos ladrillos en Puerto Cantera, para nuestro sostén, vino Lobel y mandó a parar el acarreo de arcilla", se quejó Vicenta Ozorio.
Con más de 35 años en el oficio, Amarilla se considera la persona más idónea para hablar del tema y no esconde nada. "Quedamos sin la posibilidad de trabajar en lo que sabemos, por culpa de políticos que no piensan en sus vecinos", dijo.
"Yo estaba contenta porque mis hijos Patricio (19) y Elvio (29) iban a trabajar en la olería, no quiero que viajen a Buenos Aires, donde estuvieron seis años y volvieron cuando les avisé que podían quedarse a aquí para fabricar ladrillos", contó Arcadia Ramírez.
"Los muchachos van creciendo y tienen que salir a trabajar, pero no hay opciones, reconoció. La olería es un trabajo muy forzado porque cansa la cintura, los brazos; el esfuerzo es grande, ¿pero qué otra cosa se puede hacer?", se preguntó.
En contacto telefónico, Lobel admitió que ese día estuvo en el predio de la EBY en Puerto Trinidad con su cuñado Brítez, pero negó que él haya ordenado no sacar la materia prima.
Al menos, las humildes familias de esta zona inhóspita no pierden las esperanzas; creen que después de las próximas elecciones municipales del 15 de noviembre, todo volverá a la normalidad y podrán utilizar el malacate, la carretilla y el molde de adobe para fabricar ladrillos y ganarse el sustento. Mientras tanto no les queda otra opción más que esperar.