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Salcedo Weinroth visita nuestro país dos veces al año: una para celebrar el Día de la Madre y otra, en septiembre para el festejo del cumpleaños de su mamá.
En esta ocasión cuenta todos los obstáculos y barreras que tuvo que superar para lograr su sueño de trabajar en mecánica de motores.
Teniendo en cuenta que desde muy joven quiso incursionar en dicha carrera, intentó ingresar a la Escuela Agromecánica, que funciona en Caacupé. Pero esto le fue vedado porque en ese tiempo la carrera solo podía ser cursada por hombres.
Sin perder las esperanzas, optó por inscribirse a una tecnicatura superior de mantenimiento de aeronaves en la Escuela de Aviación Civil Adrián Jara (hoy Instituto Nacional de Aeronáutica Civil, INAC).
“Me dijeron que nunca tuvieron una chica que quisiera inscribirse en esa clase, pero hicieron una excepción”, rememora, y resalta que a la par del curso tuvo la oportunidad de trabajar como técnica de presurización, oxígeno y aire acondicionado en la extinta Líneas Aéreas Paraguayas (LAP).
En ese tiempo conoció a Phil Weinroth, con quien se casó. Weinroth integraba el Cuerpo de Paz que trabajaba en Eusebio Ayala. Se enamoraron y rápidamente decidieron casarse y viajar a San Diego, Estados Unidos, donde él residía.
Edith mencionó que le costó cinco años adaptarse al lugar, aprender el idioma y tener un hijo sin embargo nunca abandonó su sueño de trabajar en mecánica.
Volvió a realizar un curso de tres años en Escuela de Aviación Miramar, de San Diego, California, siendo ella la única mujer entre 20 compañeros. Fue una de las tres mujeres que lograron concluir la carrera, logrando obtener la licencia de técnico de aviación tras aprobar rigurosos exámenes orales y prácticos en Aviación General, Airframe y el Powerplant.
Su primer trabajo en San Diego fue en una empresa privada de aviación donde tenía un horario de 21:00 a 06:00 trabajando toda la noche, en el mantenimiento de aviones. No obstante, seguía aplicando a puestos en empresas más importantes, hasta que hace unos seis años, fue contratada por la General Atomics en la que se fabrican y mantienen los drones del Gobierno de los EE.UU.
Edith manifiesta que el trabajo que realiza requiere de mucha concentración. Menciona que su rutina se inicia a las 3:30 de la madrugada cuando se levanta, prepara sus alimentos y se prepara mentalmente para su trabajo, que inicia a las 06:30 y culmina a las 14:30.
Edith es la única mujer en el área técnica de motores en la empresa en la que trabaja. Allí tiene otros 150 compañeros, en su mayoría militares. Sostuvo que eso nunca fue impedimento para desempeñar su trabajo.
Detalló que a la hora de entrenar a empleados nuevos ella es la elegida por su gran destreza y habilidad para manejar las herramientas y realizar un trabajo sin errores.
Sostiene que nada puede impedir que uno cumpla sus sueños, solo se requiere de sacrificio y fuerza de voluntad, para nunca rendirse.