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Hace una década, el doctor Nicolás Mercado se puso a reflexionar sobre la situación de todos sus pacientes, y se dio cuenta de que no solo necesitaban medicinas, sino calmar sus disturbios emocionales, angustias y depresiones.
“La parte emocional es un elemento muy importante. Entonces, dije: 'Voy a romper este paradigma del médico tradicional, que solo te da tu receta'”, relata. A partir de ahí, comenzó a pensar qué hacer, e inspirado en una reconocida película, decidió empezar a contar chistes en los pasillos de los nosocomios donde atendía.
Acudía a los hospitales unos 20 minutos antes de empezar su turno, para contar chistes a todos los presentes en la sala de espera. “Por uno o dos años, hice eso. Entonces se me ocurrió empezar a cantar”, añade. Él nunca fue músico, ni sabe ejecutar instrumento alguno, pero venciendo su vergüenza y miedo, pide ayuda a los presentes para cantar en coro música paraguaya.
“Mi intención es tratar de aliviar, dar un chiquito de consuelo, dando alegría, música y chistes, para de esa manera tratar de complementar el tratamiento farmacológico que luego les voy a dar”, expresa el doctor Mercado, quien es especialista en medicina familiar y diabetólogo.
Actualmente, el “Patch Adams” de Ciudad del Este se presenta cada viernes en el Hospital Regional, donde sus pacientes aguardan emocionados cada función. “Si no salgo, la gente ya empieza a preguntar a los guardias dónde estoy o qué pasó”, añade orgulloso el médico.
Hoy forma parte de la fundación llamada “Doctor Payasonrisas”, que está integrada por un conjunto de voluntarios que lleva alegría a los nosocomios, luego de recibir un curso intensivo para poder realizar visitas hospitalarias.
Para el doctor Sonrisas, el estado de ánimo influye directamente en la salud. “Una persona que está con un estado emocional equilibrado, hasta su sistema de defensa está mejor. Esto está confirmadísimo: que la depresión y la ansiedad persistentes disminuyen la defensas; y estás expuesto a adquirir cualquier tipo de proceso infeccioso”, afirma.
Incluso asegura que la parte “no farmacológica” influye en un 40% para que se resuelva una determinada enfermedad. Por ese motivo, el doctor Mercado, quien también es docente universitario, se encarga de llevar el ejemplo y tratar de inspirar no solo a sus colegas sino también a sus estudiantes.
Por otra parte, aclara que su profesión la ejerce de manera totalmente seria. "No porque me visto de payaso voy a comportarme como payaso en el ejercicio mismo de la profesión", acota.
Luego de terminar el segundo año del bachiller en un colegio salesiano, Mercado decidió ir al seminario con la idea de hacerse sacerdote, pero tres años después decidió cambiar de camino. “Me di cuenta de que no era para mí, porque me faltaban montones de dones”, explicó.
Junto con un primo, decidieron ir a Corrientes en busca de oportunidades en sus estudios. Proviene de una familia de agricultores y tiene en total 13 hermanos, por lo cual tuvo que buscar trabajo y ahorrar para poder estudiar.
Estaba dubitativo entre las carreras de periodismo y medicina, pero al llegar a la universidad argentina se topó con que las inscripciones para la primera carrera ya se habían cerrado, pero aún tenía oportunidades con la medicina.
Hoy, totalmente seguro de la carrera que eligió, cuenta que la vocación y la pasión son cruciales para poder seguir adelante en la medicina. “La gente me pregunta: ¿Cómo no te cansás? (...) Y es simple: porque todo lo que hago lo hago con pasión. Cansancio físico, tengo, claro; pero me encanta lo que hago, me gusta tanto, que eso equilibra”, expresa.
El doctor Mercado relató su historia en un capítulo de “Tu Historia. Nuestra Historia”, de ABC TV. Luego de contar sobre sus inicios, acudió al Hospital Regional para mostrarnos su función de cada viernes.
Se colocó un colorido sombrero, la característica nariz roja, una alegre corbata y su infaltable bandera paraguaya en el cuello. Con mucha alegría, sus pacientes lo aguardaban sentados, predispuestos para reír con sus ocurrencias y acompañarlo en sus canciones. Tras varios minutos de alegría, aplausos y recomendaciones, culmina diciendo: “Nos vemos en el consultorio para curarles el cuerpo, porque del alma ya están curadísimos”.