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La influenza o gripe simple es una infección viral que afecta la nariz, la garganta, los bronquios y, en ocasiones, los pulmones. Dura aproximadamente una semana y presenta síntomas como fiebre alta, dolor de cabeza, musculares, de garganta, tos seca y rinitis.
El Ministerio de Salud Pública y Bienestar recomienda evitar la automedicación, recurrir a un centro asistencial y reposar para evitar complicaciones en esta época de creciente número de afecciones respiratorias.
Las complicaciones de una influenza que no fue tratada correctamente o mal curada puede ser de mucho riesgo para embarazadas, personas con baja inmunidad, problemas renales, cardiacos, adultos mayores y niños menores de 5 años. Por ello se recomienda la vacunación.
Desde enero y hasta inicios de este mes se reportaron más de 241.000 casos de enfermedades tipo influenza, a razón de 1.600 consultas diarias. El informe de Salud resalta que en el mismo periodo fallecieron 122 personas por infecciones respiratorias.
Ante esta situación, la cartera sanitaria presenta a la ciudadanía una información específica con preguntas frecuentes que puedan surgir al respecto.
Tanto la influenza como el resfrío común son enfermedades respiratorias, pero provocadas por diferentes virus.
En general, la influenza es peor que el resfrío común, y los síntomas como la fiebre, los dolores musculares, el cansancio extremo y la tos seca son más comunes e intensos con la influenza. Los resfríos suelen ser más leves. Las personas resfriadas tienen mayores probabilidades de padecer secreción o congestión nasal. Los resfríos, por lo general, no suelen provocar problemas graves de salud como neumonía, infecciones bacterianas u hospitalizaciones.
Debido a que la influenza y el resfrío comparten muchos síntomas, puede ser difícil (o incluso imposible) establecer la diferencia entre ellos, basándose en los síntomas por sí solos. Pruebas especiales dentro de los primeros días de la enfermedad pueden llevarse a cabo (cuando sea necesario) para saber si una persona tiene la influenza.
Todos somos susceptibles de adquirir influenza. Paraguay se caracteriza porque presenta dos picos de esta enfermedad cada año: un primer brote en junio y julio y un segundo brote en noviembre y diciembre. No obstante, la tasa de complicaciones es mayor en los extremos de la vida y en aquellas personas que viven crónicamente con algún tipo de enfermedad. Los niños menores de 3 años, adultos de 60 y más años, las embarazadas y las personas con algún tipo de comorbilidad corren riesgo de sufrir complicaciones por el virus influenza.
La mayoría de las personas enfermas de influenza padecerá una enfermedad leve y no necesitarán atención médica o medicamentos antivirales. Si presenta síntomas de influenza, en la mayoría de los casos, debe permanecer en su casa y evitar el contacto con otras personas, protegerse con un tapabocas y guardar apego a la educación sanitaria cuidando no diseminar el virus a otras personas (lavado de manos, cubrirse al estornudar con el codo, etc.).
Sin embargo, si presenta síntomas de la influenza y forma parte de un grupo de alto riesgo, debe acudir de inmediato al médico y evitar automedicarse. Ciertas personas corren alto riesgo de sufrir complicaciones graves por la influenza (incluidos los niños/as menores de 3 años, las personas mayores de 65 años, las embarazadas y las personas con ciertas afecciones médicas). Es por eso que, prioritariamente, éstas deben recibir las vacunas.
En niños: respiración acelerada o problemas para respirar, coloración azulada de la piel (cianosis), consumo insuficiente de líquidos, dificultad para despertarse o falta de interacción, estado de irritación tal que el niño no quiere que lo carguen en brazos, síntomas similares a los de la influenza que mejoran pero luego reaparecen con fiebre y agravamiento de la tos, fiebre con sarpullido, no poder comer, dificultad para respirar, llanto sin lágrimas.
En adultos: dificultad para respirar o falta de aire, dolor o presión en el pecho o abdomen, mareos repentinos, confusión, vómitos graves o persistentes, síntomas similares a los de la influenza que mejoran pero luego reaparecen con fiebre y agravamiento de la tos.