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Existen casos espantosos que se vuelven a recordar cuando asesinatos como el registrado recientemente en el pleno casco histórico de Asunción suceden, aunque hayan pasado hace varios años.
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El presente siglo se iniciaba con un crimen más que perturbador. El 9 de abril del 2001 se descubrió una fosa común con los cuerpos de seis integrantes de la familia Almirón Colmán en una vivienda del centro de San Lorenzo. Los asesinatos se cometieron cinco días antes.
Fueron asesinados brutalmente Nicolás Almirón (70), su concubina Herminia Colmán Esquivel (33); la hija de la pareja, Marilú Almirón Colmán (12), y Lorenza Almirón (14), hija de un matrimonio anterior de Nicolás. También mataron –con golpes de pala– a Melania Colmán (30), hermana de Herminia, y su hijo Gustavo Ortiz Colmán (12).
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John Cruhy Arroyo Folle, autor confeso, relató a la Policía que el crimen fue una venganza contra el jefe de la familia, a quien eliminó con un golpe de pala en la cabeza. A su concubina también la mataron a golpes. No actuó solo, fue en complicidad de Cecilio Echeverría Ovelar, alias Pele'i, y Francisco Ucedo.
En los primeros años del milenio empezaba a hacerse conocido el empresario del rubro de la televisión por cable Luis Raúl Menocchio, alias “Gusano”, de nacionalidad argentina, que se instaló en nuestro país.
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El 21 agosto del 2004 el empresario, involucrado en varios casos de estafa, abandonó presurosamente el país, asediado por las autoridades tras la extraña desaparición de Eduardo Fidel Maciel, propietario de un pub ubicado en Colón y Palma, y de Graciela Méndez, de 19 años, quien trabajaba en el mismo establecimiento. Estas dos personas fueron vistas por última vez en compañía de Menocchio.
Este hallazgo convirtió al caso en un tema de conversación obligado y sin dudas hubiera sido viral si las redes sociales fueran populares en aquel entonces. En el año 2005 volvió a cometer un crimen en Argentina, del cual salió libre por falta de pruebas. Esperó hasta el 2011 para volver a cometer otro asesinato, otra vez por partida doble, caso por el que fue condenado a cadena perpetua.
En la madrugada del 13 de enero del 2002 Luque era sacudida por un aterrador crimen. Constantino Villalba (59) y Castorina Patiño (41) habían sido asesinados por su propio hijo, Ricardo Constantino Villalba Patiño, de 22 años en aquel entonces.
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La madre fue sepultada en el patio trasero de la casa. El padre fue depositado en un tambor y cubierto con trapos. Ella murió de tres balazos. Él fue atacado con un hacha mientras dormía.
“Les maté y enterré porque me maltrataban y no me querían”, dijo Villalba al justificar el crimen. También dijo que decidió hacerlo tras enterarse de que era adoptado.
Por este caso el joven recibió la pena máxima de 25 años de encierro al ser declarado culpable del doble homicidio. Debe guardar reclusión hasta el año 2027.
También existen casos más recientes, como el triple homicidio de Itá en julio del 2017. María de las Nieves Faraldo y sus hijas Valeria Soledad (14) y Tamara Soledad Núñez Faraldo (11) fueron las víctimas y sus cuerpos fueron encontrados en la casa donde vivían.
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Las tres fueron asesinadas con saña, golpeadas hasta la muerte con el mazo de un mortero que fue hallado en la escena del crimen. Primero las niñas que estaban solas en la casa, luego la madre al regresar del supermercado.
Las autoridades determinaron que el autor fue Richard Núñez (30), hijastro de María de las Nieves. El principal sospechoso luego se quitó la vida tirándose al río Paraguay, en zona de Zeballos Cue, con lo que el caso quedó cerrado.
Hace un mes ocurrió otro macabro asesinato múltiple, esta vez en Villarrica. Hugo Armando Fariña, suboficial de la Policía Nacional; María Villaverde de Fariña, su esposa, y los hijos del matrimonio, un niño de 12 años y una niña de 6, fueron asesinados a tiros en su vivienda.
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El uniformado, su esposa y el hijo mayor recibieron disparos en la cabeza. La niña fue ultimada con un cuchillo de mesa, ya que el arma se quedó sin balas.
El uniformado había denunciado que ocho meses atrás una pistola suya había sido hurtada de su habitación.
Horas después cayó detenido Marco Antonio Benítez González (28), como principal sospechoso. Habría actuado bajo los efectos de drogas.