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En contacto con ABC Cardinal, Urbieta defendió su designación con el argumento de que es médico de profesión y resaltó que cuenta con “una formación a nivel de académico y un poco de política también”.
Posteriormente, justificó su nombramiento señalando que “gané la confianza del Gobierno y voy a cumplir con el Gobierno y el país”.
Consultado sobre si está al menos interiorizado sobre las funciones de un cónsul, respondió que es “representación de una administración administrativa en una nación extranjera. (Un cónsul) representa a un paraguayo, en este caso a nivel internacional. De segunda clase es mi consulado, el cuarto a nivel diplomático”, intentó explicar.
Trató de salvar la situación afirmando que no es jefe de misión, sino que está “en la cuarta clasificación de la representación. Vamos a acompañar y a las exigencias que nos ponen, por supuesto cumplir”, mencionó.
Cuando se le insistió sobre el trabajo que va a desempeñar, dijo: “¿Será que me puede llamar un poquitito más tarde?”.
El de Urbieta no es el único caso de diplomáticos que hacen el ridículo. Neri Olmedo, parlamentario del Mercosur, concedió su primera entrevista oficial a un medio internacional en una sesión del Parlasur y sus desafortunadas declaraciones dieron la vuelta al mundo.
“Hace tiempo yo que pensaba hacer, coordinar con el parlamentario, buscar más, quiero que se respete la Constitución y el reglamento del Mercosur porque Paraguay es un país con pocas posibilidades económicas, que falta muchas cosas, y bueno, yo para eso pone mi esfuerzo y educar, mediar a lo que se puede hacer a través del Mercosur (…) Y bueno, espero que me da un manito cada uno (sic)”, esto respondió sobre el enfoque de su trabajo como parlamentario del Mercosur.