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La Fiscalía demostró que la profesora condenada besaba en la boca a su víctima, la tocaba en los genitales y también se tocaba los suyos. También quedó demostrado que llevaba a otra niña al baño y hacía que ambas menores se besaran mientras ella las observaba, informó Perla Silguero, periodista de ABC Color.
Ambas eran constantemente amenazadas por la profesora para que no contasen nada y, a raíz de los abusos, la menor cuyos familiares denunciaron el caso sufrió serias secuelas que incluso la condujeron a replicar estas prácticas: fue sorprendida una vez en el colegio besando a una compañera y también lo hizo con una prima.
La puerta del baño donde ocurría el abuso era tapada con un pizarrón por parte de la docente, contó la pequeña, que ahora tiene 11 años. “Tengo mucho miedo a los fantasmas, al ratón y a que me toquen las personas que no conozco. Mi profe me tocó en la escuela, mi amiga me acaricia, me besa todo el tiempo en el baño, después se va corriendo”, confesó la menor en una sesión con la psicóloga del Ministerio Público.
La ahora condenada guardó silencio todo este tiempo y solo en el juicio se defendió de los cargos alegando su inocencia y que todo fue un invento de los familiares. Se excusó diciendo que la víctima fue manipulada por “cuestiones externas”. Además, su defensa dijo que las especialistas que entrevistaron a la víctima fueron parcialistas.
La abuela de la víctima denunció que el abuso ocurrió en el año 2010, cuando la niña, entonces con 5 años, cursaba el preescolar en una escuela de la capital. La denunciante reveló que años después de lo ocurrido su nieta seguía en tratamiento psicológico por los abusos sufridos en el denominado “juego de las amigas”.
Según los antecedentes, la imputación por abuso sexual en niños fue presentada el 2 de diciembre de 2010 por el fiscal Luis Muniagurria. El 5 de diciembre de 2011, el agente solicitó el sobreseimiento de Cáceres, pero el entonces juez Pedro Mayor Martínez (hoy camarista) le dio trámite de oposición y la fiscala adjunta Soledad Machuca acusó el 11 de junio de 2012 y pidió juicio oral. Desde ese momento, la defensa planteó chicanas de todo tipo.
Pese a tener todos los elementos en contra la maestra Cáceres, al conocer el veredicto, alegó que “solo fue un beso” en un intento por quedar bien parada ante los medios y la opinión pública. Se trata de la primera vez desde que se inició el proceso que la abusadora concede declaraciones a la prensa.
Siguió sosteniendo su inocencia y juró por sus dos hijos y por Dios que nunca tocó a las niñas, hechos que fueron comprobados por la investigación. Tras su breve descargo, fue esposada y derivada inmediatamente a la Penitenciaría de Mujeres Casa del Buen Pastor.