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Don Adán Valentín López tiene 4 hijos con quienes trabaja en la construcción de las “casitas de Barbie”, uno de los productos estrella de su carpintería de Capiatá y que cada año presenta en la zona de los vendedores de “Reyes” en el Mercado 4. “Cada Reyes hacemos 120 casitas que solemos vender todo, aunque hasta ahora, el movimiento de este año es menor, seguramente por la lluvia que tenemos” cuenta don Valentín, mientras hace los últimos retoques de las viviendas en miniatura de la famosa muñeca. Las casitas son de terciadas y dentro de ellas se puede ver las escaleras, muebles y demás comodidades para que los niños puedan jugar. El precio es de G. 230.000 cada casa.
Por esta partida de 120 viviendas, la familia López trabajó un mes entero, dedicándose casi en exclusividad en la tarea de acondicionar cada una de ellas. “Ojalá podamos vender todas las casitas, porque así como van a ser el regalo de Reyes para muchos niños, el resultado de la venta será nuestro Reyes” dice con picardía con Valentín. Para llegar a completar las 120 casitas de juguete, la familia de don Valentín seguía trabajando hasta esta mañana, pintando y haciendo los últimos retoques. "Trabajamos hasta las 2:00 de la mañana ayer y hoy seguro que vamos a amanecer, pero es el sacrificio que se tiene que hacer", menciona, a su vez, Adan López, uno de los hijos de don Valentín.
La tradición de regalar a los niños por el día de los “Reyes Magos” proviene de la creencia cristiana y es una práctica que se mantiene en casi todos los países en los que se tiene mayoría de esta religión. Hace referencia, en ese sentido, a la presencia de los “sabios de Oriente”, quienes emprendieron camino siguiendo una estrella hacia Belén para encontrar al Niño Jesús, después de su nacimiento. Al llegar, ofrecieron al Mesías, oro, incienso y mirra, según lo que dice la Biblia. Con el paso de los años, la tradición cristiana inscribió posteriormente a estos sabios en el martirologio –catálogo de mártires de la Iglesia Católica- con los nombres de Gaspar, Melchor y Baltasar.
En estas épocas, los regalos no son oro ni mirra, pero están los autitos a control remoto, las muñecas, las piscinas, bicicletas y hasta drones. Las casi tres cuadras que conecta Eusebio Ayala con la avenida Pettirossi, en la entrada del Mercado 4, en donde tradicionalmente se ubican los regalos, los vendedores ganan las veredas y los “Reyes” miran los productos, comparan precios y recorren buscando aquel pedido que le hicieron llegar desde sus casas, para mantener la ilusión de los niños.
El festejo por el día de “Reyes” pasó así igualmente a ser una tradicional fecha caracterizada principalmente por el consumo, de la que cientos de familias trabajadoras del sector del comercio aprovechan para obtener algunas ganancias. Para muchas de ellas, representa el mayor ingreso que reciben en el año y que sirve para pagar cuentas o aprovechar ese dinero para hacer otras inversiones en sus negocios.
Pero 2016 no pinta ser el mejor año para la llegada de los Tres Reyes Magos. En un país que actualmente tiene más de 100.000 personas desplazadas por las inundaciones, cientos de padres de familia no pueden pensar en qué regalo dar a sus hijos cuando ni siquiera tienen un techo para refugiarlos. De esta realidad no escapan los vendedores del Mercado, como el caso de María Caballero, que desde hace diez años vende sus juguetes en esta zona y dice que nunca antes había visto tan poco movimiento un 5 de enero. “Entendemos que mucha gente no esté priorizando comprar juguetes por el tema de las inundaciones, hay mucha gente sin casa, eso es muy triste”, expresa María.
En efecto, solamente en Asunción, las autoridades consideran que hay unas 18.000 familias afectadas por la crecida del río Paraguay. Teniendo en cuenta que los vendedores de los regalos que están en el Mercado apuntan a una clase de poder adquisitivo media-baja y que los principales afectados por las inundaciones corresponden a esa franja, la ecuación que hace María tiene mucha lógica. No obstante, como todos los vendedores, María espera que entre esta noche y la madrugada de mañana, las ventas tengan un repunte importante.
Dolly Domínguez es otra de las vendedoras que desde hace 25 años, junto con su familia, instala un puesto de venta de juguetes en la zona. Coincide con los demás vendedores en que, hasta esta mañana, el movimiento era inferior a lo que se tenía en otras épocas, pero de igual manera, mantiene su optimismo con respecto a lo que se puede tener a partir de la tarde. “Lo que más se va generalmente son los rollers (desde G. 120.000) y también los monopatines, que tienen el mismo precio. Pero este año lo que generó mayor venta fueron los drones de juguete. Nosotros trajimos una partida y ya no tenemos ninguno ahora”, cuenta Dolly.
Entre los juguetes o productos más requeridos siempre resaltan la bicicleta, las piletas autoportantes y, en esta ocasión, los Reyes también se fijaron en las patinetas y en los monopatines, que tuvieron mayor salida hasta ahora. Las patinetas y los monopatines se consiguen desde G. 75.000, dependiendo del estilo y el tamaño. Las piscinas varían bastante de precio, que van desde G. 450.000 hasta más de G. 2 millones, de acuerdo a las diferentes características que tengan.
Las motos para niños se obtienen desde G. 280.000 hasta G. 580.000, mientras que el guiador triciclo tiene un costo de G. 300.000 para arriba, según los precios que manejan los vendedores de la zona. Hay también minikarting, desde G. 650.000, así como miles de juguetes y también prendas de vestir que se exhiben en las casillas instaladas. Después están las muñecas, los autitos a control y todo tipo de personajes en diferentes tamaños, que se pueden obtener desde G. 50.000 para arriba.
Mientras varios niños esperan con ilusión que llegue el día de mañana para encontrarse con el regalo deseado, vendedores esperan la presencia masiva de “Reyes” en sus puestos, porque, también hoy, los vendedores creen en la existencia de “Reyes Magos”.
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Fotos: Gustavo Machado