Con Edelio, tres secuestrados

El secuestro de una pareja de alemanes en Yby Yaú se suma al del suboficial Edelio Morínigo, quien lleva 208 días en manos del EPP. De esta manera, la banda mantiene en su poder a tres personas, mientras la FTC demuestra casi nulo avance en la lucha.

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Mientras el suboficial Edelio Morínigo cumple casi siete meses de cautiverio en manos de la banda de criminales EPP, nuevamente el grupo perpetró un nuevo golpe y esta vez se llevó a dos víctimas más, una pareja de alemanes asentada en Yby Yaú, Concepción.

A la lista se sumaron Robert Natto y su esposa Érika Reiser de Natto, quienes fueron tomados alrededor de las 13:00 de este miércoles cuando la pareja realizaba un recorrido por su estancia en compañía de otras cuatro personas. La banda se llevó a los dos extranjeros, pero liberó a los demás integrantes de la comitiva.

Con el nuevo plagio, nuevamente el ministro del Interior, Francisco de Vargas, hizo gala de su capacidad para llamarse a silencio y decidió convocar a una conferencia de prensa recién para las 07:00 de mañana.

Mientras el secretario de Estado se toma su tiempo, el EPP ahora mantiene secuestradas a un total de tres personas, un hecho inaudito en todos los años en que esta banda opera en el norte del país mientras los gobiernos de turno dicen intentar frenarla.

El antecedente más próximo se dio hasta diciembre de 2014, cuando la banda tenía secuestrados a la par al joven Arlan Fick y el suboficial Edelio Morínigo. En la Navidad, los captores liberaron al primero, tras cobrar un rescate de US$ 500.000, pero aún mantienen retenido al uniformado, por cuya liberación plantean un canje por algunos criminales actualmente presos.

Lejos de disminuir su influencia en Concepción y San Pedro, la banda de secuestradores parece ganar terreno, pese al despliegue de la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC) y las permanentes promesas de resultados por parte del ministro De Vargas y el mismo presidente de la República, Horacio Cartes.

En todos los secuestros perpetrados por el EPP, la Policía ni las Fuerzas Armadas nunca pudieron lograr un rescate, aunque las autoridades frecuentemente aseguraban que los criminales “están acorralados”. Las víctimas generalmente son liberadas ya luego de que la banda logre su objetivo de cobrar millonarios montos, que luego son “invertidos” en armamentos y logística para perpetrar nuevos ataques.

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