Comunidad, favorecida con talleres de oficios

En un principio se pensó en un centro socioeducativo para ayudar a los menores infractores, pero las necesidades de la zona terminaron por desarrollar un centro de integración y apoyo comunitario.

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Si bien el Centro Socioeducativo Virgen de Caacupé fue proyectado en sus inicios como un espacio pospenitenciario para los jóvenes que carecían de familias que los ampararan, las necesidades de la zona terminaron por desarrollar un centro de integración y apoyo comunitario: el Centro de Formación y Capacitación Laboral Padre Luigui Guissani, también conocido como Cepalug.

El referido centro está ubicado en un inmueble de 2 hectáreas, que linda con la propiedad asiento de la Casa Virgen de Caacupé, en la compañía Cañadita de Itauguá. En el citado espacio, internos, jóvenes y adultos de la comunidad pueden asistir al programa de educación básica y media y capacitación técnica profesional. Los talleres de oficios disponibles son de mecánica de motos, carpintería, electricidad y plomería, lo cual posibilita en la práctica, una reinserción social.

Asimismo, los internos en el local desarrollan actividades como apicultura, piscicultura, horticultura, viveros de plantas y crías de animales de granja, utilizados para el autoconsumo.

La calidad de los trabajos de carpintería es altamente valorada y sirve de fuente de ingreso para los múltiples gastos que conllevan la manutención de la infraestructura del local, estimada en G. 30 millones mensuales. Entre los trabajos recientemente concluidos por los jóvenes asignados a la carpintería están el mobiliario para aulas de los colegios Las Teresas y Santa Catalina de Siena, así como del Hospital de la Fundación San Rafael.

Precisamente a raíz de la gran demanda de trabajo, tienen previsto incorporar personal al taller de carpintería, pero llamativamente ni una sola persona se ha inscripto aún para aprender el oficio. A la par de instruir a los alumnos, los encargados del Centro también gestionan alianzas con empresas de la zona y también de Asunción, tanto para lograr la venta de sus productos como para lograr la inserción laboral de los exinternos.

“Hay personas que han pasado por acá, que al final los cursos quedaron como instructores. Hay una señora de 64 años, doña Marina, quien terminó el año pasado su secundaria y que ahora va a ser instructora de corte y confección, y Feliciano, él pasó por un ciclo mucho más largo y este año va a ser instructor en el curso de electricidad”, comentó el educador Samuel Barrios. Entre los años 2011 y 2014, un total de 155 mujeres y 313 varones han pasado por el Cepalug, con un promedio anual de 117 personas, solamente en educación básica, media y formación técnica profesional.

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