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Una gran cantidad de improperios lanzó Julio Villalba, sindicalista del Hospital de Clínicas, que defiende al clan Ibarrola, ayer luego de que Mario Abdo Benítez ganara las internas coloradas. Despotricó hacia los estudiantes de Una no te calles que en su momento realizaron denuncias de corrupción y lograron sumarios, que luego los Ibarrola lograron detener a través de un fallo.
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“A estos zurditos malcriaditos que no tienen ni para poner una patada en su lomo, porque la mayoría no pesa ni 30 kilos, les quiero decir que se dejen de joder las bolas y que empiecen a trabajar porque son ellos los más grandes planilleros, los más grandes imbéciles que hay en este hospital. Que con hacer barullitos y gritos mariconados creen que les vamos a temer”, expresa Julio Villalba.
Contradictoriamente, dijo que no se consigue adeptos teniendo como línea política el odio y el rencor. Además, felicitó “a su gente” por la victoria y la instó a trabajar por la Lista 1. “Tenemos un escenario débil y frágil de la oposición a la que vamos a basurear en el mes de abril (...) No agachen la cabeza frente a esos zurditos y vengan junto a mí le voy a demostrar cómo le cagamos a patadas”, subraya.
Los hermanos Jaime y Emiliano Ibarrola forman parte del denominado “clan Ibarrola”, porque, según denuncias, convirtieron la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) y el Hospital de Clínicas en una seccional de la Asociación Nacional Republicana (ANR).
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Jaime ganaba mensualmente G. 34.608.493 y su hermano Emiliano, G. 32 millones, y durante la gran lucha estudiantil de la Universidad Nacional de Asunción (UNA) fue abierto el sumario a los dos, además de Julio Villalba, Guillermo Ramalho (yerno del exrector Froilán Peralta), Sebastián Torres, Viviana Salomón, Sara Mongelós, Nelson Arellano y Mónica Agüero.
Julio César Villalba Ávalos, jefe de transporte y seguridad y secretario general del sindicato de trabajadores del Centro Materno Infantil, fue involucrado en un caso en el cual carneaban los repuestos de ambulancias nuevas para canjearlos por otros (en el taller de su padre) y sumariado por denuncias de robo de combustibles.
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Además, se lo implicó supuestamente en un caso de robo de un generador eléctrico del bloque de oftalmología del Centro Materno Infantil, lo cual se labró en el libro de actas. Según versiones, él mismo arrancó la hoja del cuaderno, entonces convocaron frente al decano al guardia que estuvo de testigo y luego de que este lo desmienta ya no se hizo seguimiento del hecho.