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El ciclista comentó a ABC Color que iba circulando sobre la Ruta Transchaco, con dirección hacia Limpio, donde se dirigía para hacer un trabajo. Cecilio, de profesión letrista, iba a bordo de su bicicleta de la marca Caloi tipo Supra, bajo un intenso sol pero motivado por la necesidad de llevar el alimento diario a su casa, ubicada en la ciudad de Capiatá.
A la altura del kilómetro 18, en las cercanías del Comando Logístico, Ruiz Díaz sintió el fuerte rugir del motor de un bus del transporte público, de la Línea 48, guiado por Evaristo Ramón Ovelar, chofer de profesión.
En un momento, Cecilio relató que tan solo oyó la bocina e hizo una maniobra casi instintiva. “Me asusté bastante grande”, dijo el ciclista, recordando los momentos que quedaron grabados por un videoaficionado.
En su huida, dijo que afortunadamente no perdió el pie porque, si esto ocurría, no iba a estar contando la historia. Solo la bicicleta, que en su momento fue adquirida por G. 1.800.000, quedó totalmente inutilizable.
“En ese momento me sentí impotente. Estoy muy bajoneado por lo que pasó. Imaginate si me pasaba encima. Yo soy padre de familia. Mis hijos están pisoteados por culpa de este asesino, de otra forma no le podemos llamar. Se fue corriendo, salió corriendo como un cobarde”, relató con una voz aún temblorosa el ciclista, cuyo biciclo era su único medio de transporte.
Señaló que, hasta el momento, ningún responsable de la empresa se acercó a hablarle y que, según lo conversado con su abogado, entablarán una querella criminal contra el chofer que estuvo a punto de arrollarlo.
Además, solicita un resarcimiento económico por parte de la firma San Isidro. Dijo que recurrió a la bicicleta por ser un transporte menos costoso y saludable.