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Piñera, un multimillonario de 67 años, quedó el domingo en el primer lugar entre ocho candidatos con un 36,64 por ciento de los votos, un nivel por debajo de la mayoría absoluta necesaria para triunfar en primera vuelta.
Guillier, que representa a la centroizquierda gobernante, consiguió un 22,70 por ciento. "Estamos contentos porque hemos logrado un gran resultado electoral", dijo Piñera ante sus seguidores. "Ahora se inicia una nueva etapa", agregó.
Aunque los dos candidatos mantendrían el modelo de libre mercado, Piñera busca corregir las reformas impulsadas por la gobernante socialista Michelle Bachelet, duplicar el crecimiento económico y dejar al mayor productor mundial de cobre a las puertas del desarrollo.
Los votos obtenidos por Guillier, que planea profundizar las reformas sociales impulsadas por Bachelet, dejaron en evidencia los costos de una coalición gobernante que llegó dividida a las elecciones. La izquierdista Beatriz Sánchez logró la tercera posición con un sorprendente 20,27 por ciento de los sufragios. Más atrás se ubicó la candidata oficialista de la Democracia Cristiana, Carolina Goic, con un 5,88 por ciento.
Luego de agradecer las felicitaciones de Sánchez y Goic por su paso a segunda vuelta, Guillier destacó que ambas candidatas "confirman que somos más los que estamos por el cambio y vamos a abordar el mandato popular expresado en esta jornada". "Ha quedado claro que somos más (...) y ganaremos en diciembre", dijo Guillier.
Sánchez, para quien los sondeos pronosticaban un apoyo de menos de dos dígitos, y que está ideológicamente mucho más cerca de Guillier que de Piñera, fue la gran ganadora de la jornada electoral y la que tiene la llave en la negociación hacia el balotaje. Aunque no entregó un apoyo explícito a Guillier, la izquierdista dijo que van "a iniciar una conversación (...) respecto a lo que viene", refiriéndose a un diálogo dentro de su propia coalición para consultar a sus bases antes de sellar cualquier alianza.
Goic tampoco dio su apoyo a Guillier y precisó que el partido lo resolverá en una próxima convención. El candidato ultraconservador José Antonio Kast, que defendió en la campaña el legado del dictador Augusto Pinochet, obtuvo un inesperado 7,93 por ciento de los votos, un capital político que será clave para Piñera en un balotaje.
Apenas horas después de conocerse los resultados, Kast se reunió con Piñera y aseguró: "A partir de mañana, con la misma alegría y entusiasmo, asumamos la tarea de hacer posible el triunfo del candidato (Piñera). No vamos a exigir nada ni a condicionar nuestro apoyo". La elección fue vista como un referéndum a la gestión de Bachelet, que buscó reducir la enorme brecha de ingresos entre ricos y pobres con una serie de reformas, aunque los desacuerdos y una economía casi estancada abrieron fisuras en la coalición gobernante de centroizquierda Nueva Mayoría.
Los resultados del domingo podrían incluso poner en riesgo la supervivencia de la alianza que ha dominado la política chilena por décadas. Pero Bachelet intentó poner paños fríos. "Necesitamos la unidad de todos los que quieren las transformaciones que el progreso de Chile requiere. Es el momento de la generosidad y unidad", dijo Bachelet en una declaración desde el palacio presidencial. Con todo e independiente de quien gane el balotaje, el próximo presidente de Chile deberá tender puentes en el Congreso, ya que tanto el bloque de Piñera como el de Guillier no lograron una clara mayoría a nivel parlamentario.
El Frente Amplio de Sánchez se convirtió en la tercera fuerza política del país, lo que sería una piedra en el zapato para quien triunfe en la segunda vuelta presidencial.