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Atendiendo la inmensa necesidad de contar con una escuela y, ante la ausencia del Estado, los padres de familia, todos ellos pequeños y sacrificados ganaderos, se organizaron y contactaron con el profesor Marcelo Ferreira, para ser el maestro contratado en una empresa ganadera distante unos 30 kilómetros de Florida.
Los pobladores de la zona viven de forma dispersa, atendiendo que sus actividades guardan relación directa con la actividad ganadera. Sin embargo, un pequeño local o capilla erigida en honor de Santa Rosa de Lima, patrona del lugar, es el sitio donde funciona de manera provisoria la pequeña escuelita.
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A dicho lugar llegan de manera diaria 22 niños para recibir educación del único maestro. La escuelita funciona en el sistema de plurigrado, del 1º al 6º grado, en la modalidad de aulas extensivas. Los alumnos figuran como estudiantes de la escuela de la comunidad de San Carlos, distante unos 100 kilómetros del lugar.
El educador imparte clases por la mañana en la escuela privada que funciona en una estancia, y apenas terminan estas actividades, aborda su motocicleta para llegar hasta Florida, con un recorrido diario de 60 kilómetros de ida y vuelta. Esto lo realiza, ya sea bajo el ardiente sol chaqueño o la improvisada aparición de algún aguacero.
La Municipalidad de Fuerte Olimpo se encarga del pago al educador, unos G. 2 millones de manera mensual, aunque en varias ocasiones con bastante retraso. Aun así, el amor hacia estos niños que desean estudiar es mucho mayor, como lo describe el propio maestro.
Rubros
Desde hace meses, las autoridades educativas del departamento ya lograron documentar la solicitud para que el Ministerio de Educación y Ciencias pueda liberar, aunque sea, un rubro para este educador. Sin embargo, está culminando el año y no existe respuesta sobre dicho pedido.
La Municipalidad también se encargó de hacer llegar al lugar a los técnicos del MEC, para verificar y documentar la propiedad donada por un padre de familia, donde se construiría la futura escuela de Florida.
En años anteriores, varios niños de esta zona estudiaban en la escuela internado de Ñu Apu’a o en escuelas de otras comunidades del departamento, para lo cual debían desprenderse de sus familias por largo tiempo, a pesar de la corta edad; de allí la enorme importancia de contar con esta nueva escuela.
Solidaridad
Apenas habíamos publicado las carencias en las que desarrollaban las clases estos niños y el maestro, la respuesta de solidaridad de la gente no se hizo esperar. Es así que comenzaron a recibir todo tipo de donaciones de diferentes puntos del país.
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Numerosos materiales didácticos, como pizarrón, libros, mochilas, cuadernos y lápices de colores, fueron los primeros regalos que recibieron los alumnos, para luego también ser beneficiados con vestimentas de todo tipo, tanto para los más pequeños como para sus padres.
Por de pronto, la solidaridad para con estos escolares chaqueños es solo de parte de la ciudadanía, quedando pendiente la respuesta y ayuda de parte del Estado paraguayo, para que se les construya la anhelada escuela, que el maestro cuente con rubro y que los niños acceden al almuerzo y a la merienda escolar.