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Caballos, ovejas e inclusive vacas recorren las principales calles de la comunidad y, en determinados momentos, hasta parecen disputar carreras, poniendo en riesgo la vida de las personas que caminan por el centro, así como la de los automovilistas y motocicletas.
Un grupo de ovejas, liderado por un macho furioso, dio la nota en los últimos días. El descontrolado animal embistió con toda su fuerza a una abuelita que se encontraba recorriendo la población ofreciendo en venta empanadas como habitualmente hacía.
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La septuagenaria cayó al suelo y lamentablemente sufrió la fractura de uno de sus brazos. Tuvo que ser evacuada de urgencia hacia la capital del país. El suceso se registró en el barrio San Blas, donde se encuentran los dueños de estos animales
Sin que las autoridades municipales o del mismo Ministerio Público hayan intervenido en el hecho, este domingo, de nuevo este mismo grupo de ovejas estaba en la calle, cuando se desprendió del grupo el rabioso macho, y atacó de nuevo, celoso quizás o por temor a un ataque a su manada. Esta vez, la víctima fue un motociclista, un enfermero del hospital que acudía a su puesto laboral.
El animal embistió contra el motocicleta que estaba circulando por la calle. El conductor cayó aparatosamente al pavimento y se salvó de milagro, porque estuvo a punto de golpearse la cabeza contra el cordón del paseo central. Aun así, sufrió varias escoriaciones en todo el cuerpo
Municipalidad
Consultado al respecto de esta situación, el intendente Moisés Recalde (ANR – HC) dijo que tomaría medidas; sin embargo, solo se limitó a publicar en las redes sociales la ordenanza municipal que prohíbe la permanencia de animales sueltos en áreas de tránsito público.
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El año pasado, precisamente cuando se lanzó esta ordenanza, se procedió a la captura de los animales sueltos por parte del personal de la Municipalidad, para que luego los propietarios abonen multas antes de recuperarlos. Esta decisión fue acatada por todos.
Lamentablemente, no se dio continuidad a esta disposición, y hoy, de nuevo, las calles de la población están tomadas por los animales, poniendo en riesgo la vida de los ciudadanos y, de forma especial, la de los numerosos escolares que a diario acuden a sus escuelas.