Batalla de Boquerón, legado de gloria y valentía

BOQUERÓN. Se conmemora hoy los 92 años de la victoria de la Batalla de Boquerón, durante la guerra del Chaco contra Bolivia. El enfrentamiento se desarrollo entre el 9 y el 29 de septiembre de 1932. El episodio, no solo representó la recuperación de un fortín estratégico, sino sirvió al Ejército Paraguayo para desarrollar otras técnicas de combate para futuras confrontaciones.

El 9 de septiembre de 1932, el Fortín de Boquerón seguia ocupado por el ejército boliviano, fue entonces cuando el Ejército Paraguayo se decidió a atacar y luchar por su soberanía.
El 9 de septiembre de 1932, el Fortín de Boquerón seguia ocupado por el ejército boliviano, fue entonces cuando el Ejército Paraguayo se decidió a atacar y luchar por su soberanía.

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El 29 de septiembre se conmemora el día en que el Ejercito Paraguayo retoma el fortín Boquerón, luego de un sangriento combate que se desarrolló entre entre el 9 y el 29 de septiembre de 1932. Durante la Guerra del Chaco (1932-1935), a pesar que el ejército de Bolivia contaba con más combatientes y además con mejor equipamiento, el Ejército Paraguayo supo defenderse y volver a tomar el control del fortin expulsando a los invasores.

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El 9 de septiembre de 1932, el Fortín de Boquerón seguía ocupado por el ejército boliviano. Fue entonces cuando el Ejército Paraguayo se decidió a atacar y luchar por su soberanía. Durante 20 días, tanto Bolivia como Paraguay, mantuvieron una batalla por el fortín Boquerón, hasta que finalmente el 29 de septiembre, los paraguayos obtuvieron la victoria que fue como un bautismo de fuego.

Crónica de una batalla

El Fortín Boquerón fue fundado el 19 de julio de 1928 por los oficiales mayor Félix Cabrera, el Tte. 1ro. Eugenio Ayala Velázquez y el Cap. de Caballería Tranquilino Ortiz como uno de los tantos puntos de resistencia del Chaco, territorio severamente amenazado en su soberanía. Ubicado en el corazón del Chaco, a 360 kilómetros de distancia de Asunción, a 620 kilómetros de Santa Cruz de la Sierra y a 1.100 de La Paz, el fortín Boquerón fue capturado por los bolivianos el 31 de julio de 1932, ante una escasa cantidad de militares paraguayos.

La raíz de la batalla se remonta a julio de 1932 cuando la delegación Paraguaya se retiró de la conferencia que se realizaba en Washington tras el ataque boliviano al Fortín Carlos Antonio López en Pitiantuta. Las acciones para recuperarlo se iniciaron el 7 de setiembre y la visión estratégica del comandante designado para lograrlo, el teniente coronel José Félix Estigarribia, fueron determinantes para lograrlo y torcer el curso de los acontecimientos bélicos, que no se presentaban nada favorables al Paraguay.

Soldados paraguayos tuvieron destacada labor en la retoma de Boquerón. Imagen gentileza.
Soldados paraguayos tuvieron destacada labor en la retoma de Boquerón. Imagen gentileza.

En el lapso de aproximadamente 22 días que duró el sangriento enfrentamiento entre ambos bandos, las fuerzas bolivianas que ya habían venido penetrando el Chaco desde años atrás y eran inmensamente superiores a las paraguayas, Estigarribia concentró todo el poderío del ejército y la aviación en Boquerón.

Dos divisiones paraguayas, la 1.ª al mando del mayor Carlos Fernández y la 2.ª al mando del teniente coronel Luis Ayala, con un total de 5.000 hombres, atacaron a la 4.ª y 7.ª división bolivianas con un total de 4000 hombres al mando del general Quintanilla, dispersas en una amplia zona que cubría los fortines Muñoz, Saavedra, Toledo, Arce, Castillo, Yujra, Lara, Ramírez y Boquerón.

En días posteriores ambos ejércitos recibieron nuevos refuerzos. A las 05:30 de la mañana, la artillería paraguaya abrió fuego sobre el fortín Boquerón provocando las primeras bajas bolivianas. A las 07:00 comenzó el ataque paraguayo encabezado por el regimiento “Curupayty”, desalojado de Boquerón el 31 de julio, y que pidió el honor de atacar primero. Reiniciado el fuego de artillería, los paraguayos lanzaron un nuevo asalto. El ataque frontal fue rechazado con gran cantidad de bajas para los atacantes.

Ataques posteriores sólo obtuvieron el mismo resultado. En el fortín una veintena de efectivos bolivianos resultaron víctimas de la artillería. El ataque frontal paraguayo fracasó por la inexperiencia en este tipo de ataque a lo que se sumó la desorganizada provisión de agua que debía traerse de Isla Poí y que no alcanzaba para satisfacer la sed de tantos soldados, obligando a muchos de ellos a abandonar las líneas para proveerse de ese vital elemento.

Por igual razón las fuerzas de caballería tuvieron que desprenderse de los caballos y sin embargo, a partir de esta experiencia, Estigarribia cambió su estrategia y comenzó a utilizar tácticas de desbordamiento o envolvimiento, conocidas como “corralitos”.

En la noche del 28 al 29 de septiembre, la primera compañía del Regimiento RI6 Boquerón traspasó la peligrosa Punta Brava. Los defensores bolivianos gritaban “no tiren más que vamos a salir a rendirnos”. En la imagen los conocidos como cañones "Schneider". Gentileza
En la noche del 28 al 29 de septiembre, la primera compañía del Regimiento RI6 Boquerón traspasó la peligrosa Punta Brava. Los defensores bolivianos gritaban “no tiren más que vamos a salir a rendirnos”. En la imagen los conocidos como cañones "Schneider". Gentileza

Del lado boliviano ni el coronel Marzana en Boquerón, ni el coronel Francisco Peña en Arce ni el general Quintanilla en Muñoz, se dieron cuenta de que estaban enfrentando a una parte importante del ejército paraguayo cuyo objetivo no era sólo la recuperación del fortín sino la destrucción de todo el Primer Cuerpo del Ejército boliviano. Un mes y medio atrás se habían capturado tres fortines defendidos por muy pocos paraguayos y era difícil suponer que ahora vinieran por miles para retomar el fortín Boquerón.

En la noche del 28 al 29 de septiembre, la primera compañía del Regimiento RI6 Boquerón, traspasó la peligrosa Punta Brava. Los defensores bolivianos gritaban “no tiren más que vamos a salir a rendirnos”. El comando paraguayo decidió desestimar la propuesta y continuó con su avance. Luego de un intercambio de disparos, 17 soldados con su jefe el Tte. Cnel. Manuel Marzana pidieron una entrevista, donde se fijaron los términos de la entrega del fortín.

La rendición

El 29 de setiembre, en las primeras horas de la mañana, las tropas paraguayas ingresaron caminando al interior del fortín, encontrándose con un panorama dantesco. Cientos de cadáveres insepultos, heridos agonizantes que no pudieron ser socorridos por haberse acabado las medicinas y muertos los médicos. Estigarribia fue testigo antes de la caída, según lo narra él mismo, cómo los oficiales bolivianos disparaban a sus soldados cuando estos se abalanzaban por el tanque de la poca agua que quedaba en el interior del fortín.

Cuentan los soldados paraguayos, testigos de este momento, que solo un poco de agua era el pedido de los bolivianos antes de rendirse. Boquerón había comenzado a caer desde el 9 de setiembre, cuando Estigarribia comenzó a montar el cerco, que no pudo ser quebrado ni desde adentro ni desde afuera por los bolivianos.

Las bajas

La prensa de ese entonces informó de más de mil muertos bolivianos y 20 oficiales y 446 soldados prisioneros. El ejército paraguayo tuvo unos dos mil muertos. La cobertura periodística de la batalla de Boquerón y la toma de los otros fortines estuvo a cargo de Juan Esteban Carrón, corresponsal de El Liberal y de United Press Associations of New York. Carrón fue combatiente del tercer cuerpo de ejército con la jerarquía de teniente del cuadro de reserva.

Lo que vio y describió puso al Paraguay en la mira internacional. Sobre la rendición del Tte. Cnel. Marzana redactó “Con semblante pálido y ligero temblor en las manos, le dijo al Tte. Cnel. Félix Estigarribia: Soy el Cnel. Marzana y vengo a manifestarle señor comandante que las fuerzas regulares bolivianas destacadas en el fortín Boquerón, están dispuestas a deponer las armas, bajo las dos siguientes condiciones. Primera, que se nos permita evacuar a los 165 heridos que tenemos desatendidos en los puestos sanitarios. Segundo, garantía de vida para los oficiales y tropas.”

El historiador paraguayo, Luis Verón, señala que este episodio no solo representó la recuperación de un fortín estratégico, sino que tuvo un significado mucho más profundo; “Boquerón es importante porque levantó la moral del soldado paraguayo y de la sociedad paraguaya”, señala Verón. “Fue también una batalla escuela donde los soldados paraguayos conocieron las hostilidades del territorio chaqueño y desarrollaron técnicas de combate para futuras confrontaciones en el marco de la Guerra del Chaco. No fue fácil, fueron 20 días de intensos combates entre bolivianos y paraguayos. Pero se tenía que lograr la victoria”, señaló.

Al recibirse la noticia de la caída del reducto boliviano, la capital Asunción vistió sus mejores galas. No hubo comercio que no cerrara sus puertas y las campanas de las iglesias echadas a vuelo contagiaron el fervor patriótico a todos los barrios.

Conmemoraciones

Hoy, domingo, se realizará un acto protocolar oficial que inicia a las 08:00 de la mañana con la participación de un teatro de las Fuerzas Armadas quienes representarán un episodio de la batalla. Todas las actividades son de acceso libre y gratuito.

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