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Durante la celebración de la última cena del Jueves Santo, el obispo sostuvo que no debemos ser indiferentes ante ese padre o madre de familia que todos los días debe salir temprano, en busca del pan para su familia, y se encuentra con reguladas de colectivos, teniendo que el pueblo sufrir esta humillación de esperar horas y horas para llegar a su lugar de trabajo.
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“Tampoco debemos ser indiferentes ante el atropello de los derechos del otro, avasallando inclusive a la propia Constitución Nacional, o no escuchar el clamor de los estudiantes, quienes reclaman el boleto estudiantil, como también el desayuno, almuerzo y merienda escolar para todos sin excepción alguna para latinos e indígenas”, sostuvo.
No olvidar que Jesús nos invita a ser servidores de los demás, a despojarnos de toda investidura y servir al pueblo en sus cosas más esenciales, como ser la salud, educación, seguridad, trabajo y tantas otras necesidades cotidianas de las personas, refirió el religioso.
“Debemos tener bien claro cómo se debe demostrar el amor cristiano al prójimo y al semejante, sea yo sacerdote, religioso, fieles, autoridades civiles, policiales y militares, sobre todo aquellas personas que ocupan cargos en las instituciones públicas o privadas”.
“No debemos pensar solamente en mi bolsillo”, expresa obispo
“No debemos pensar solamente en mi bolsillo y cómo robar al pueblo y sacarle la comida que pertenece al pobre, tampoco debemos aprovecharnos del desamparo que se da en nuestros hospitales públicos y el IPS, donde las personas acuden y no encuentran remedios para curar sus dolencias”, remarcó el monseñor.
Ya durante la celebración del Viernes Santo, al inicio del tradicional viacrucis en el que se representó la pasión y muerte de Jesús, el obispo volvió a leer otro duro mensaje a los fieles, sobre todas estas penosas realidades sociales en las que viven actualmente nuestros compatriotas.
“El dolor de abandono que sintió Jesús durante su calvario es semejante al sufrimiento diario que pasamos nosotros los simples mortales ante el abandono de parte de nuestras autoridades, nos sentimos avasallados y abandonados”, continuó diciendo el obispo.
“En nuestro país recientemente se ha dicho que hay menos pobres, pero sin embargo vemos y palpamos cómo en medio de nuestro pueblo hay gente sin trabajo, indigentes en las calles tanto latinos como indígenas, paraguayos que ni ganan el sueldo mínimo, ni tienen seguro médico”.
“O si tenemos seguro médico muchas veces nos encontramos en los hospitales del Instituto de Previsión Social, te dicen que no hay remedios, la situación es mucho peor en los hospitales públicos, por lo que las personas se sienten impotentes y abandonadas de parte de aquellas personas que juraron cuidar el bienestar y la calidad de vida del pueblo”.
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“La situación es mucho peor y preocupante en el campo de la inseguridad que nos toca vivir a diario, razón por la cual en estos tiempos debemos vivir encerrados en nuestros propios hogares por causa de los constantes hechos de asaltos, robos, feminicidios y tantas otras situaciones que experimentamos día a día en nuestros barrios, ciudades y departamentos; esto es también vivir el abandono que Jesús de Nazareth lo ha vivido en este Viernes Santo”, dijo el celebrante.
Últimamente el monseñor Gabriel viene denunciando de forma permanente en sus homilías la situación social de abandono en la que vive gran parte de las personas en nuestro país, el religioso refirió que a pesar de ser pastor en el Chaco, sin embargo enfoca la realidad de sufrimiento a nivel país, pues alguien tiene que hacer ver que la cosa no está bien, y que debemos trabajar todos juntos para salir de este penosa realidad.
