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El líder de la comunidad Arístides Molinas dijo que la obtención del título de propiedad de las tierras, que ocupan hace más de medio siglo, es un sueño largamente acariciado inclusive por los antepasados, y que hoy se está concretando gracias a la gestión del municipio y de la organización no gubernamental Manos Unidas, que se encargó de financiar el costo administrativo de la titulación.
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Para celebrar el grato acontecimiento se realizó un acto en el local de la escuela de la comunidad, con la presencia de autoridades municipales encabezado por el intendente Moisés Recalde, concejales locales y departamentales, además de representantes del sector educativo de la zona, líderes de esta población indígena y los pobladores del lugar.
Molinas agradeció la participación de la religiosa Sor Blanca Ruiz Díaz de las hijas de María Auxiliadora, ya que fue ella la que logró conseguir la ayuda con los representantes de la mencionada ONG, y por supuesto la buena voluntad de las autoridades locales, ya que estas 22 hectáreas eran tierras municipales.
Por su parte, el jefe comunal dijo que esto es un compromiso de su gobierno, ya que durante su campaña política había prometido que se estaría realizando el traspaso y legalización de estas tierras a las familias Ishir, gesto que considerado como todo un hecho histórico para estos pobladores.
Viviendas
El líder o cacique sostuvo que ahora al tener ya el título de propiedad se podrá solicitar la ayuda estatal, ya que anteriormente esto se nos negaba, pues siempre recibíamos como respuesta de que no se podía invertir en una tierras que no pertenece a la comunidad.
“Nuestra primera prioridad será la de trabajar con las autoridades locales y departamentales, a fin de solicitar la construcción de viviendas dentro de la población, ya que tenemos varias personas de la tercera edad por sobre todo, que ya no pueden trabajar y necesitan de un techo seguro donde vivir”, dijo el líder.
Esta población está prácticamente pegada al casco urbano de Fuerte Olimpo, cuenta con una institución escolar y un pequeño puesto de salud. Sus pobladores son personas laboriosas, la mayoría de los hombres se dedican a la pesca y otros trabajan como albañiles en obras de la zona, las mujeres por su lado confeccionan y comercializan trabajos de artesanías.
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Esta situación de apego al trabajo hace que a diferencia de otras poblaciones indígenas del país, en esta localidad, como en casi todas las comunidades indígenas del Alto Paraguay, no exista mendicidad, las familias cuentan con las comodidades básicas en sus hogares.
Drogas
El flagelo de la comercialización y consumo de drogas entre los jóvenes es una de las actividades ilícitas que golpea con todo a las poblaciones indígenas de esta parte del Chaco. Es debido al escaso control de parte de las autoridades, de hecho en ninguna de estas comunidades existe un puesto policial.