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El gestor del redescubrimiento de la fortificación histórica es el licenciado Joel Recalde, un joven apasionado por los hechos históricos. Inicialmente, realizó trabajos de investigación en el Archivo Nacional, donde a base a paciencia logró obtener numerosas informaciones sobre la construcción del murallón de piedras en Fuerte Olimpo, capital del departamento de Alto Paraguay.
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El joven investigador dijo que luego de obtener estos datos, acompañado de personas que conocían de la existencia de la fortaleza y con la ayuda de personal de la Municipalidad de Fuerte Olimpo, procedieron a limpiar la zona donde actualmente se puede observar parte de lo que fue la colosal obra.
El sitio estaba totalmente cubierto de malezas a la vera de uno de los cerros Tres Hermanos del distrito de Fuerte Olimpo. Tras la limpieza se puede observar casi 200 metros de lo que aún queda del murallón, que según documentos históricos tenía una extensión de 2.900 metros y una altura de entre 1,50 y 2 metros.
Motivo de la construcción
La construcción de la fortificación tiene directa relación con la creación del Fuerte de Borbón (actual Fuerte Olimpo) acontecida el 25 de setiembre del año 1792. Según Recalde, la enorme muralla fue construida por orden del dictador perpetuo del Paraguay, doctor Gaspar Rodríguez de Francia, para proteger los animales vacunos que servían para alimentar a los soldados que custodiaban el fuerte de los ataques de los indígenas Mbaya, que vivían en los alrededores.
En ese entonces la muralla partía desde la playa San Miguel, en el sector norte de la comunidad; cruzaba prácticamente por el medio de lo que actualmente es la población, para topetar con uno de los grandes cerros. Luego se volvía a iniciar en la zona del cerro Cajón (lugar donde se pudo realizar este magnífico hallazgo) y finalmente llegar hasta el río en la parte sur, formado así un cerco de 2.900 metros de largo.
Características
En los documentos hallados por el joven investigador, licenciado Joel Recalde, se señala que los materiales utilizados para la construcción eran solo arena y piedras del lugar, además de cal que era traída desde la Villa Real de Concepción (actualmente Concepción) en embarcación. Las enormes piedras eran alisadas para su colocación.
En algunos lugares el murallón tenía una altura máxima de 2 metros, mientras que en otros sitios unos 1,50 metros, dependiendo de las características del terreno. La obra se inició en el año 1823 y pudo culminar 10 años después, comentó Recalde, de acuerdo a los datos que recabó el Archivo Nacional.
Compromiso
El licenciado Joel Recalde comentó que desea que el sitio sea convertido en un atractivo turístico. Mencionó que ya se encuentra trabajando en un proyecto para que sea declarado patrimonio histórico de nuestro país y de la humanidad, atendiendo la grandiosidad y la importancia de esta obra, sostuvo.
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Por de pronto pidió que las autoridades locales y departamentales utilicen los recursos necesarios para el cuidado y la conservación del lugar con la colocación de carteles, limpieza permanente y la instalación de sistema de iluminación. Solo así se podrá evitar que las enormes piedras sean sacadas por pobladores de la zona, advirtió el joven investigador.
Precisamente, el resto de lo que fue la gran muralla y que actualmente, lastimosamente, ya no existe, se debe a que las piedras fueron sacadas para construcciones de las viviendas de la zona e inclusive vendidas para utilizar en calles en otras localidades.