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Las aguas del río Paraguay, compartidas con el Brasil, abarcan desde el norte de Bahía Negra hasta Puerto Casado en la parte sur.
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La extensión es de más de 500 kilómetros donde viven numerosos pescadores, sobre todo de comunidades indígenas como los Ishir, Ayoreos y Maskoy.
En toda esta larga extensión la veda pesquera se inició el pasado 31 de octubre del 2023, y finalizó ayer tras largos 90 días. Desde la fecha de nuevo los pescadores reinician su labor.
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En un departamento donde se carece de fuentes de trabajo, la actividad pesquera es un importante ingreso económico para numerosas familias, de forma especial para los integrantes de los pueblos originarios.
Tras 90 días de veda pesquera, de nuevo el turismo
Numerosas embarcaciones turísticas de la zona de Carmelo Peralta de nuestro país, y la vecina Puerto Murtiñho del Brasil, se dedican a la actividad pesquera.
Los turistas, llegados de diferentes lugares, amantes de la pesca disfrutan los paseos por el gran Pantanal.
Las embarcaciones cuentan con todas las comodidades, habitaciones confortables, comedor, sanitarios y pequeñas embarcaciones con motores fuera de borda que trasladan a los visitantes a los lugares donde abundan los peces.
La aventura de subir por el río Paraguay suele durar 10 días, en todo ese tiempo, los turistas participan de la actividad pesquera y se deleitan con las bellezas del gran Pantanal.
Esta actividad permite a numerosas familias de compatriotas y del vecino país tener una ocupación laboral durante todo el año, ya sea como piloteros de las embarcaciones, o tripulantes. Y en las diferentes comunidades ribereñas otro grupo de personas se dedica a la venta de carnadas.
Tras 90 días de veda pesquera se pudo ver distintos tipos de control
Al iniciarse la veda todas estas embarcaciones quedan varadas en sus respectivos puertos y se aprovecha para realizar mantenimiento para la próxima temporada.
Pero en varias zonas del extenso territorio de aguas compartidas con el Brasil existen personas que realizan la actividad pesquera de forma clandestina.
Resulta complicado para los uniformados de la Marina, o del Ministerio del Ambiente y Desarrollo Sostenible (Mades), el control de esta extensa región, sobre todo debido a la carencia de equipos de movilidad.
En contrapartida, los del vecino país, las autoridades federales suelen realizar estos controles a bordo de potentes embarcaciones, y hasta inclusive en helicópteros.
Los pescadores clandestinos sienten temor y si realizan la pesca en tiempo de veda, lo hacen en raras ocasiones.