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Hace siete meses que no llueve. Esta afirmación la hacen los pobladores de la zona del Pilcomayo, quienes manejan los datos de las precipitaciones al dedillo, sumado a la histórica sequía que a la par atraviesa el río. Esto afectó no solo a los habitantes locales sino también impactó profundamente en la fauna silvestre, bovina e íctica de la zona.
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Los números son inexactos y no se pudo cuantificar con exactitud, pero no fue difícil de observar en las últimas semanas en varios puntos de la ribera una gran cantidad de animales muertos de sed y hambre, desahuciados por el calor en un escenario desolador que se repite cada vez que las aguas del río no repuntan, evento que depende netamente de las lluvias que caigan (o dejen de caer) en la cuenca alta, donde el río se origina.
Los pobladores y su ganado menor
Si bien el área del Pilcomayo está habitada por ganaderas que producen intensivamente, de igual forma tanto las comunidades nativas como latinas de la zona poseen animales en mayor o menor proporción como vacas y cabras. La situación afectó así en múltiples aspectos, incluyendo el entorno natural, las fuentes de agua, los pobladores y la seguridad alimentaria.
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“A veces les llevamos más lejos para que tomen agua donde había todavía, en otras ocasiones les dimos un poco de agua de pozo”, dijo un poblador quien agregó que hasta hace pocos días ya contemplaban faenar algunos animales si el agua demoraba más en llegar, algo que finalmente no ocurrió, y aunque el repunte se inició hace dos días, todavía no es el caudal esperado.
La impotencia de varios pequeños ganaderos se vio reflejada en las redes sociales, según postean los pobladores de las cercanías del Pilcomayo. Algunos comentan que se les mueren sus animales porque quedan atrapados en el lodo cerca de algún pozo con remanente de agua estancada.
Mantener vivo el ganado también tiene un elevado costo. El alquiler para el acceso a agua y pasto (en donde todavía había) cuesta entre G. 25.000 y G. 50.000 mensuales por animal. Quienes no poseen mayores recursos recurren a alimentar a sus vacas con ramas de árboles como algarrobo para su supervivencia.
Fauna silvestre
“Todos los animales en general son bastante afectados por la sequía, pero no nos damos cuenta porque los que más aparecen a la vista son los mamíferos, que son los más grandes”, dijo el especialista en rescate de animales silvestres y dueño del Refugio Urutaú, Holger Bergen. Agregó que también hay alta mortandad de reptiles y anfibios, en especial en las zonas donde se secan los reservorios de agua, que a su vez llegan a ser trampas de lodo en donde otros animales buscan agua y se quedan empantanados sin poder salir por sí solos.
En cuanto al agua que beben, utilizan el agua que tienen al alcance, otros buscan plantas y raíces que tienen algo de humedad. Cada especie en su entorno está adaptada a lo que hay; sin embargo, con los años, se fueron creando más aguadas y tajamares, lo cual facilitó el acceso al agua, dijo Bergen. Sin embargo, ante la falta de lluvias, el ingreso de los animales silvestres a zonas urbanas buscando agua también fue un escenario frecuente.
Antecedentes de sequía
En julio del 2016 Paraguay declaró emergencia ambiental por la situación de sequía en la cuenca del río Pilcomayo, la peor registrada por este curso hídrico, que discurre entre Bolivia, Paraguay y Argentina, informaron en ese entonces las autoridades nacionales.
La sequía que afectó a toda la cuenca del río Pilcomayo fue similar a la registrada entre los años 1996 y 1997, y se trató de la segunda mayor de los últimos 30 años, según los registros oficiales. La falta del vital líquido provocó la muerte de varias especies animales de la zona que habitan en las aguas del Pilcomayo, como carpinchos, yacarés o peces, algunas de ellas protegidas.
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En ese contexto, decenas de caimanes murieron debido a la severa sequía que afectó a la zona más desértica del país, el Chaco Boreal. La mayoría de los animales murió en el barro agrietado y seco, según los informes ambientalistas de esos años.
Como medida de urgencia, pusieron aquella vez en marcha el rescate de los caimanes adultos y yacarés recién nacidos así como la perforación de pozos para recoger el agua que luego era transportada a los depósitos utilizados normalmente por el ganado.
Ingreso del esperado repunte
Según el Centro de Monitoreo de la Comisión Trinacional del Pilcomayo, luego de registrarse algunas lluvias y propiciar un leve repunte del río, su caudal vuelve a estabilizarse y con tendencia a bajar nuevamente.
La regla hidrométrica en la zona de Pozo Hondo (Paraguay) -Misión la Paz (Argentina) marcó 2,98 metros de profundidad este miércoles 25 de octubre. Se prevé una tendencia estable a bajante durante el día de hoy y hacia el fin de semana.
Con la llegada del agua por el canal del Pilcomayo, los peces que estaban en los pozos también tuvieron un alivio, lo que renueva la esperanza a los pobladores quienes mayormente se alimentan del río y que aguardan que la situación se estabilice en las próximas semanas.