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El museo funciona en un local al costado de la Catedral en esta comunidad. Guarda toda la historia del desarrollo de los pueblos indígenas que habitan este departamento, inclusive la forma en que fueron despojados de sus tierras ancestrales con el avance del desarrollo, de una forma especial por las industrias tanineras que se asentaron en esta región a inicios del siglo XXI, y más tarde la actividad ganadera.
La creación de este rico espacio cultural se debe al trabajo del sacerdote polaco Zislao Ksiazek, quien desde hace décadas trabaja en esta zona del Chaco, lo que le permitió recoger una gran cantidad de objetos y fotografías que identifican a los 4 pueblos indígenas que habitan la región: los Maskoy, Ayoreos, Ishir o Chamacocos y los Tomarahos.
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Lastimosamente, por la falta de recursos económicos, el museo no cuenta con un funcionario que pueda abrir las puertas del local de forma permanente, tanto para los pobladores de la zona como para los numerosos visitantes que llegan al lugar, nos comentó sor Blanca Ruiz Díaz, misionera de la comunidad.
Existe un grupo de guías turísticos en la población, pero no están bien organizados, nos comentó la religiosa, por lo que se hace difícil que el local esté abierto de forma diaria. “Es por eso que se necesita del apoyo de las autoridades, ya sean locales o departamentales, para que puedan encargarse del pago de algún funcionario que cumpla esta importante labor”, refiere la religiosa.
Memoria histórica
La mujer nos refiere que los creadores de este sitio, antes que llamarlo museo, prefieren dar el nombre de Memoria Histórica, con el objetivo de darle un sentido superior a la vida de estos grupos indígenas.
“El punto de entrada del local está reflejado por un gran ventanal y, según su creador, el pa’i Zislao, esto simboliza la mirada hacia el cielo, lo que sería la cosmovisión de lo que representa la naturaleza para los indígenas”, nos comenta la religiosa.
En el local se puede observar una gran colección de fotografías de los diferentes pueblos indígenas, varios de ellos de antaño, tomadas por los primeros religiosos que llegaron por estos lugares, notándose así el avance de la evangelización misionera en el Chaco.
Las imágenes muestran el actuar de los chamanes o curanderos de los diferentes grupos; varios de ellos inclusive siguen practicando en la actualidad como en la comunidad de los Tomarahos, en la localidad de María Elena.
Expulsados de sus tierras
En este local cultural también se encuentra vivenciado, a través de objetos, el avance del desarrollo, lo que significó para los indígenas, como ellos mismos lo describen, el ser expulsados de sus tierras ancestrales, sobre todo cuando a inicios de la década de 1900 se instalaron en el Alto Paraguay varias industrias tanineras, para luego dar paso a la actividad ganadera.
Esto significó el desplazamiento de los pobladores originales. Al perder sus territorios ya no tuvieron los lugares donde antiguamente solían cazar animales silvestres para la supervivencia. Al mismo tiempo, comenzaron a aparecer los carteles de “no ingresar” por ser propiedad privada, lo que significó un verdadero cambio de vida de los naturales.
Sor Blanca también nos comentó que, ante esta nueva situación, y con la ayuda de los misioneros religiosos y algunas organizaciones no gubernamentales, se logró recuperar pocas hectáreas de tierras para estos pueblos indígenas, cuyos pobladores fueron obligados a realizar un cambio forzoso de sus tradiciones y culturas.
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Ubicación geográfica
Actualmente, en el Alto Paraguay, los maskoy se encuentran asentados en diferentes poblaciones todas ubicadas en el distrito de Puerto Casado, mientras que en la zona de Carmelo Peralta y parte de Casado se ubican los ayoreos. Una parte de estos nativos, un pequeño grupo de familias, estaría viviendo de manera silvícola sin contacto con nuestra civilización, en la zona del parque Chovoreca en la frontera con Bolivia.
En Fuerte Olimpo y Bahía Negra se encuentran esparcidas varias comunidades de los ishir o chamacocos, tal vez uno de los pueblos más organizados y desarrollados, en tanto que las últimas 70 familias de los tomarahos viven en la comunidad de María Elena, distrito de Fuerte Olimpo.
Turismo
El local del museo o memoria histórica, como también se lo denomina, guarda toda una riqueza de la cultura de los primeros habitantes de esta parte del Chaco y necesita estar abierto de manera permanente para que todos puedan conocer la vida de estos pueblos indígenas.
De forma permanente llegan turistas del país y del extranjero que desean conocer este tipo de lugares, muchos de los cuales vuelven a sus lugares de origen, lastimosamente sin poder haber conocido el sitio, atendiendo a que el local se encuentra cerrado.