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En el año 2010 fue inaugurada la desalinizadora de la Cooperativa Fernheim, hecha a un costo de G 3.000 millones, la inversión privada a la fecha está funcionando y distribuyendo el agua a varias de las dependencias de la cooperativa.
“Hasta hoy aproximadamente produjimos un millón de metros cúbicos de agua (...), el año pasado el 30 % de la producción se hizo con esta agua” dijo Sandro Wiens, gerente de Redes y Servicios.
Agregó que el agua desalinizada se mezcla con otras aguas de pozos someros y que los costos más elevados para mantener funcionando el lugar tienen que ver con el mantenimiento de las maquinarias y las membranas que lo componen.
Entender el funcionamiento de las maquinarias al principio también fue un desafío pero contaron con la asistencia de técnicos para la puesta en marcha.
“El agua que producimos es para los departamentos de la cooperativa los cuales usan con un medidor y pagan después. El agua se distribuye también a comunidades nativas con un costo simbólico, el costo operativo en promedio es de 13 guaraníes pero puede alcanzar 15 guaraníes neto, sin tener en cuenta los gastos adicionales” dijo Wiens.
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Cuando se inauguró la desalinizadora, la proyección de producción fue de entre 15.000 a 20.000 litros por hora, esto varía de acuerdo a varios factores pero lo concreto es que la producción no paró.
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El fracaso de la inversión estatal
La Secretaría de Emergencia Nacional (SEN) “invirtió” en el 2013 un estimado de G 15.970 millones (cinco veces superior a la desalinizadora privada) en la construcción de dos desalinizadoras de agua.
Una de ellas en la localidad de Villa Choferes del Chaco y otra en Tte. Irala Fernández que tuvo falencias en su construcción desde el principio, y la misma nunca operó como fue planificado.
El objetivo era surtir de agua segura a comunidades nativas, las cuales tienen en gran parte precarios sistemas de acopio de agua.
Pasaron diez años, el objetivo no se cumplió y la inversión nunca fue redituada, mientras tanto comunidades indígenas están siendo asistidas con acarreo de agua en aljibes comunitarios por la propia SEN.
En Tte. Irala Fernández la salinidad del agua extraída alcanzaba más de 60.000 ppm (partes por millón). Para comparar, en Villa Choferes el agua alcanzaba 11.000 ppm y la desaladora de la Cooperativa Fernheim en Filadelfia trabaja actualmente con 14.500 ppm.
Es decir, en Tte. Irala Fernández la salinidad es cuatro veces mayor lo que predecía el fracaso del proyecto.