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La empresa Carlos Casado, dueña original de estas tierras en Toro Pampa, otorgaba a sus obreros (los famosos hacheros) una pequeña fracción de monte de donde extraer el quebracho, que luego eran transportados hasta la fábrica taninera. Es así que unas 20 familias, aproximadamente, se instalaron en este sitio un 12 de octubre de 1972, conformando el pequeño obraje en medio de numerosas carencias sociales.
En los alrededores del pequeño obraje existían algunas estancias. En una oportunidad, unas personas del lugar, fueron en busca de vacunos para comprar. Un hermoso ejemplar macho de la raza pampa les dio mucha batalla antes de ser capturado. Finalmente el animal fue sacrificado y la carne compartida entre las familias, pero la belleza y bravura del vacuno sirvió para que el obraje pase a llamarse Toro Pampa.
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Toro Pampa: Quiebra y abandono
Quince años después de la existencia del pequeño obraje, la empresa taninera se declara en quiebra y el personal de la fábrica queda abandonado a su suerte. Las familias de Toro Pampa y varias otras poblaciones obrajeras fueron las que más sufrieron este abandono.
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Aquellas personas que tenían condiciones económicas emigraron hacia otras regiones del país, mientras que las que no tenían donde ir, se aferraron al lugar, y en medio de numerosas necesidades, comenzaron a trabajar como peones en las estancias, más que progresar, solo para sobrevivir.
Desarrollo
Sin que se propongan estas familias, el pequeño obraje comenzó a crecer paulatinamente, tanto en población como en la construcción de viviendas. Este desarrollo se vio favorecido a partir de la existencia de caminos que une a la comunidad con varios distritos del departamento.
De allí la ubicación estratégica de Toro Pampa, ya que es considerada un punto de unión física con todas las regiones del Alto Paraguay. Actualmente la nueva ruta bioceánica dista a solo 75 kilómetros de este sitio y ya existe un proyecto para asfaltar en breve este tramo.
Su población está compuesta por más de 1.300 habitantes, y dentro de la comunidad, se puede observar un constante crecimiento. Numerosas nuevas casas comerciales se instalan en el lugar, atendiendo la gran cantidad de grandes establecimientos ganaderos que existen por los alrededores. Varias de sus calles actualmente están cementadas, lo que da un aspecto diferente a la localidad.
Agua y Tierra
A pesar del progreso que se puede observar, esta comunidad, como tantas otras del departamento, sufren la carencia de agua potable. Sus pobladores en pleno siglo 21 siguen dependiendo del uso de tajamares para el consumo.
Otra problemática de la población es la falta de titulación de sus tierras. Los antiguos dueños vendieron las propiedades y los compradores no se percataron que dentro de la misma existía toda una población.
Actualmente, las 200 hectáreas de tierras donde se asienta la población, pertenecen a un ganadero brasileño. Existe un proyecto de donación de esta fracción, a fin de legalizar estas propiedades a favor de estas familias.