Cargando...
El Chaco Central enfrenta uno de los panoramas más complicados en los últimos años por la sequía. La situación se agudiza por tercer año consecutivo y preocupa que muchas de las reservas de agua que quedan, en especial pozos de agua dulce, comiencen a salinizarse.
Lea más: Sequía: “La niña” se extiende hasta diciembre
Pese a algunas lluvias aisladas estas no fueron suficientes, ya que la agricultura, ganadería y el abastecimiento de los grandes y pequeños reservorios de agua dependen netamente de la densidad de las precipitaciones, las cuales este año fueron mínimas, demás, hay pérdidas irremediables de cultivos.
La comisión integrada por los intendentes de Filadelfia, Loma Plata, Mariscal Estigarribia, Boquerón y Campo Aceval ya declararon emergencia distrital en sus zonas hace más de dos meses y la Junta Departamental declaró a su vez emergencia en todo el departamento hace algunas semanas.
Mientras, esperan la aprobación del proyecto de ley que declara situación de emergencia en el departamento a causa de la sequía. La propuesta legislativa está pendiente de tratamiento en la Cámara de Diputados.
Con las declaraciones de emergencia se pretende direccionar ayuda del Gobierno central mediante la Secretaría de Emergencia Nacional, en muchos de los casos además de agua se solicitan víveres ya que la pérdida de las huertas de autosustento fue la constante en muchos puntos del Chaco.
El acueducto que no funciona
Otro factor que coloca más presión es el colapso del acueducto ya que esa agua era para todas las administraciones cuenten en menor o mayor medida la posibilidad del acarreo a las comunidades y a las zonas urbanas, algo que debe aún ser resuelto esta semana. El acueducto estuvo más de un mes parado para funcionar por dos semanas y a la fecha está nuevamente inoperante.
Desde la Essap reconocen que la obra tiene muchas fallas. La aductora en Puerto Casado de donde se toma y se trata el agua que se bombea a los reservorios de Loma Plata, Filadelfia, Neuland y Mariscal Estigarribia, se conecta a cañerías que no soportan la presión. Se rompen constantemente y cualquier fuga de agua conlleva semanas de paro en los bombeos ya que los caños deben ser desenterrados y reparados, un trámite tedioso que deja sin agua a todos por largos periodos.
Solamente la ciudad de Filadelfia cuenta con aproximadamente 19.000 habitantes; sin embargo, “Chaco adentro”, hay muchas más zonas pobladas las cuales enfrentan una situación más crítica aún porque la forma más segura de abastecer las reservas hídricas es mediante la lluvia y no llueve regularmente desde hace meses.
En cuanto a las lluvias, en lo que va de 2022 el promedio de lluvias es bajísimo, los últimos registros indicaron que en la última lluvia cayeron 200 milímetros, cuando lo normal a esta altura del año es prácticamente el triple.
Mientras tanto, el acarreo de agua de las pocas fuentes que quedan y para quienes pueden, comprar agua mineral para beber sigue siendo la forma de sobrellevar la sequía, racionando el agua al máximo en todas las labores domésticas mientras que los municipios asisten a las zonas más críticas, en espera de la ansiada lluvia.