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Antes que ella, su marido Daniel Ferreira (76), quien falleció recientemente, presentó el pedido al Ministerio de Hacienda. Si bien en un momento accedió a la pensión, al cabo de pocos meses le cortaron el beneficio porque tenía a su nombre algunos animales vacunos.
Sin embargo, doña Evarista Benítez Vda. de Ferrerira (71) había aclarado que esos animales fueron vendidos para poder costear la larga enfermedad de su marido, quien luego de estar encamado por 7 años falleció esperando la reconsideración de Ministerio de Hacienda.
Doña Evarista y su hija sobreviven en una comunidad distante a unos 100 kilómetros del casco urbano de Fuerte Olimpo en una casa de karanda’y y rodeada de múltiples necesidades. Las mujeres viven de la caridad de sus vecinos, pues no tienen otra fuente de ingresos para poder alimentarse.
Desde el 2020, doña Evarista también presentó la documentación para acceder a la pensión del adulto mayor, ya que reunía los requisitos para ser benefactora. Como no salía el beneficio, de nuevo presentó por segunda vez otro intento con los papeleos, pero lastimosamente todo fue en vano.
Murió esperando acceder a cobro de pensión y en medio de una extrema pobreza
No califica
Esta semana intentamos conocer la situación de la mujer e inexplicablemente desde el Ministerio de Hacienda responden que Evarista Benítez Vda. de Ferreira fue censada en dos ocasiones para intentar lograr este cobro y que en ninguna de las oportunidades logró calificar.
Desconocemos cuáles serían los parámetros para que una persona pueda calificar a fin de obtener la pensión del adulto mayor, pero de que la pobreza extrema no es una de ellas sí estamos seguros.
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Basta con llegar a la casa de ambas mujeres para percatarse de las múltiples carencias que sufren, pero esto evidentemente no logra conmover a las autoridades, quienes en sus lujosas oficinas en la capital del país se jactan de realizar trabajos en pos de la ciudadanía.
Solidaridad
Ante la ausencia estatal, de nuevo la solidaridad de la ciudadanía se hizo presente en este penoso caso, ya que pobladores de Fuerte Olimpo y de otras regiones comenzaron a hacer llegar sus aportes, con lo cual se logró construir una pieza de material cocido para ambas mujeres.
Entretanto, desde el programa Tekoporã se pudo conseguir una pequeña pensión para la hija con discapacidad, consistente en G. 200.000, monto con el que logran sobrevivir.