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La defensa del Fortín Nanawa en la primera batalla duró 6 días en que 2.500 paraguayos defendieron el fortín ante casi el triple de bolivianos en el árido Chaco. El combate quedó inmortalizado para la eternidad con la canción de Emiliano R. Fernández “13 Tuyuti”, resaltando la valentía de los compatriotas en la defensa del Chaco.
El fin de semana, el fortín fue nuevamente escenario de varios festejos conmemorativos.
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Son muchos los episodios de valentía que trascendieron junto con la Guerra del Chaco (1932-1935), pero la memoria de muchos vibra a la letra de la epopeya “13 Tuyuti” del autor y excombatiente Emiliano R. Fernández que relata fielmente la heroica valentía con la que los poco más de 2.500 soldados paraguayos defendieron el Chaco del avance tenaz de los soldados bolivianos en el Fortín Nanawa.
Han pasado 89 años de ese derroche de bravura y hoy más que nunca la historia valida un territorio que camina hacia el progreso sin olvidar el sacrificio de muchos que no volvieron del Chaco.
“Fue una gran batalla (...) El eslogan de este fortín fue precisamente ‘no pasarán’ y no pasaron, no pudieron avanzar de aquí”, dijo Arnoldo Wiens, titular del Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
El secretario de Estado además se refirió a la conservación del sitio, que se inició en el 2016 con el proyecto “Puesta en valor de los sitios históricos”. Hoy día, el Fortín Nanawa forma parte del circuito de fortines asentados en el novel distrito de Campo Aceval, considerada la capital de los fortines chaqueños.
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Par conmemorar esa fecha se organizaron presentaciones de danzas, números artísticos tipo peñas y lecturas de episodios de la guerra en el sitio en donde se libró la desigual batalla.
Un poco de historia
El 14 de julio de 1933, ya pasada la batalla, en ese entonces el coronel José Félix Estigarribia recorrió el campo de batalla encontrando el cuadro más macabro que vio en su vida. En el sector donde los bolivianos habían roto la línea y hecho su más profunda penetración, partes de brazos y piernas cercenados por la artillería todavía colgaban de los árboles.
Los defensores, al ver el campo de batalla sembrado con tantos cadáveres, decidieron incinerarlos por cuestiones sanitarias y en lugar de utilizar maderas los rociaron con kerosén. Mientras había kerosén el fuego se mantenía, pero cuando este se terminó quedó un apiñamiento de carne humana a medio quemar que despedía un olor insoportable.
Hasta la fecha no existe un total acuerdo sobre las bajas producidas en ambos bandos. El historiador boliviano Querejazú Calvo calcula en más de 2.000 soldados bolivianos (muertos, heridos y prisioneros). El coronel Fernández estima que los paraguayos tuvieron 189 muertos y 447 heridos.
Lo concreto es que la batalla del Fortín Nanawa quedó grabada con fuego en la memoria de propios y extraños como muestra de que corre por las venas de los paraguayos el lema “vencer o morir”, reza parte del libro Crónicas de la Guerra del Chaco, de Juan Esteban Carrón.