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“Soy un apasionado de la historia, desde pequeño leo muchos libros en especial sobre la Guerra del Chaco (1932-1935); para mí es un honor ser paraguayo, mis abuelos y bisabuelos estuvieron en el Chaco cuando comenzó la guerra”, menciona entusiasmado Fabián Reimer, oriundo de Loma Plata, quien también nos mostró parte de su nutrida colección de objetos que logró juntar con los años.
Reimer dijo que en base a la historias y mapas que analizan va con un detector de metales a la búsqueda de los preciados “tesoros” y los sitios más frecuentemente visitados se ubican en especial en la zona de Infante Rivarola. “Muchas de las cosas que colecciono encontré en la zona de Cañada del Carmen; tengo mucho contacto con ganaderos de la zona y si encuentran algo entro en el monte y empiezo a buscar. Algunas cosas se ven a simple vista peso otras hay que desenterrar”, cuenta.
“Tengo balas, bayonetas bolivianas que también restauré, balas de los cañones Schneider, granadas “karumbe’i”, granadas de mortero, hay palas, hachas, machetes, platos, caramayolas (recipiente de aluminio en forma de cantimplora, que usan los soldados para llevar agua) y una cajita con santos y monedas que eran recuerdos de los soldados”, dijo.
Subrayó que posee muchos objetos guardados y que no son para la venta. “El objetivo es juntar más y tener un pequeño museo privado; algunos objetos voy a donar también al Fortín Toledo (...) Mucha gente encuentra cosas en el Chaco y lo tiran o venden; también modifican los fusiles para volver a usarlos, eso no debe ser así, esos son objetos que cuentan el dolor que tuvo que pasar el país” enfatizó.
Agregó que si encuentran un objeto y no les interesa conservarlo, lo mejor en donarlo a un museo en donde otros lo pueden apreciar. “Estamos agradecidos con los soldados que han defendido la patria; me duele ver que muchos jóvenes olvidan la historia y no le dan suficiente valor. Ojalá la gente sepa amar más la historia y le dé valor”, finalizó.