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El Aréte Guásu o Kandaváre, como lo llamaban los abuelos es una fiesta de integración intercultural que se celebra en varias comunidades como Yvope’y Rénda (Filadelfia), Macharety (zona de Laguna Negra), Santa Teresita, Mcal. Estigarribia (urbana) y San Agustín de Pedro P. Peña (distante a 230 kilómetros al norte de Mcal. Estigarribia) participan también los pueblos Manjui y Nivaclé, además de población no indígena, quienes se acercan a compartir la alegría del festejo.
Toda esta festividad inicia con el Atiku o preparación del Arete Guasú que en la cosmovisión guaraní es una práctica ancestral donde se agradece por la cosecha y se recibe la visita de los antepasados.
El calendario de actividades de la fiesta dura tres días y participa toda la comunidad desde la preparación de las máscaras hasta las danzas. Se inicia el 27 de febrero donde se puede apreciar el Ndechi Ndechi, vestimenta que representa a los espíritus que viven en el otro mundo, junto con el Agueró o máscaras que representan a los familiares que ya no están entre los vivos y que vienen a danzar en estos tres días junto a ellos, las danzas y los rituales son parte importante en la fiesta que celebran los guaraníes.
Previo a las primeras danzas se realiza una misa, seguida de una procesión en la cual se toma la cruz, rodeada por una corona de flores y de ysypo. La cruz la lleva una persona disfrazada con máscara (agüero – güero), quien debe ser conocedor de la cultura Guaraní, para contestar bien, lo que incluye el guaraní original.
Además debe imitar a los ancianos y a las almas. Al final de la procesión empiezan el convite para tomar chicha, la bebida original de maíz hervido, molinado y fermentado es casi siempre sustituida por la chicha de sorgo, la invitación por lo general no se puede rechazar.
Respecto a las máscaras, cada alegoría representa también un animal, por ejemplo en la danza ritual del jaguar con el toro en el que los hombres llevan máscaras para representar sus personajes. Esto según los miembros de la comunidad es la cristalización del momento sagrado de la lucha del toro (que representa a los invasores y al hombre blanco) con el yaguareté (que representa a América).
La festividad culmina al tercer día, el martes 1 de marzo, con más danzas y representaciones para luego ir en procesión al cementerio ya casi entrando el sol, donde se culmina con la procesión final. Allí se dejan todas las máscaras y otros objetos utilizados durante la fiesta protegiendo de esta forma a la comunidad ahuyentando a la muerte.
Esta festividad, fue declarada de interés local por la Municipalidad de Mariscal Estigarribia, y declaró asueto el primero de marzo para que la ciudadanía asentada en la zona pueda participar, reforzando así la identidad de los pueblos originarios que buscan perpetuar sus prácticas ancestrales.