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En el mes de julio del año pasado, ABC se hacía eco sobre la triste historia de esta humilde familia, que vive en la localidad de San Carlos, a unos 100 kilómetros del casco urbano de Fuerte Olimpo.
Un humilde rancho de karanday (palmas), a punto de ceder, era el refugio de doña Evarista, mujer chaqueña, quien desde hace años debía ocuparse de cuidar a su marido quien había sufrido un accidente cerebro vascular ya hace 7 años, y desde entonces estaba postrado en cama, sin poder valerse por si mismo.
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La mujer también se hacía cargo del cuidado de una hija de 47 años, quien padece de discapacidad de nacimiento, por la tanto doña Evarista era las manos y piernas de estas dos personas encamadas.
La familia sobrevive de la caridad de sus vecinos
Doña Evarista en aquella oportunidad nos relataba la cruda manera en la que sobreviven, y las muchas carencias por la que pasaban diariamente. Mencionó que, inicialmente lograron que don Daniel acceda al cobro del subsidio de la pensión de adulto mayor.
Sin embargo, esto se dio solo por unos tres meses, ya que el Ministerio de Hacienda lo dejó fuera del programa al percatarse de que el hombre tenía a su nombre unos 20 ganados vacunos, desde entonces hace 4 años dejó de percibir la pequeña ayuda estatal.
Como doña Evarista también reunía los requisitos para el cobro de dicha pensión, procedió a realizar los trámites para acceder, pero hasta la fecha tampoco pudo lograrlo.
Buscaron que Hacienda pueda volver a inscribir a su marido en el programa, atendiendo la extrema necesidad y por sobre todo, porque los animales vacunos ya habían desaparecido, pues los vendieron para sobrevivir.
Una enorme solidaridad
Ante la indiferencia de las autoridades, pobladores de la zona y de otras regiones del país, lograron enviar alguna ayuda, consistente en dinero en efectivo y materiales, con lo que se le pudo construir una casa más digna a fin de suplantar a la vieja estructura de karanday, que representaba todo un peligro para estas personas.
Se logró construir una habitación más confortable y segura y mejorar la cocina, en busca de tratar de dar una vida más digna a la familia.
Sin embargo aun así, los responsables del gobierno no se inmutaron en poder agilizar los trámites para que la pareja pueda acceder al cobro del subsidio, por lo que la muerte del hombre se dio en medio de un total abandono estatal.
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Don Daniel pudo descansar por fin de esta triste vida, sin embargo aun queda doña Evarista que debe seguir lidiando para cuidar a su hija postrada en cama.