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“La restauración fue un largo sueño acariciado”, dijo el sacerdote a ABC Cardinal. Expuso que por mucho tiempo el recinto religioso fue olvidado.
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La estructura se mantuvo en el tiempo pese a las termitas, goteras humedad y conexiones eléctricas deficientes. “Esto se convirtió en una bomba de tiempo”, exclamó. Resaltó que en la última década se hicieron tres grandes intervenciones que permitieron que hoy el edificio histórico haya recuperado parte de su esplendor.
Sostuvo que ahora hace falta limpiar los ladrillos, que están impregnados de moho y suciedad, pero dijo que ahora es momento de disfrutar lo que se logró.
Afirmó que el templo debería ser utilizado para otros eventos, incluso para lanzamientos de libros u otras actividades culturales, a fin de aprovechar la infraestructura y disfrutar de su belleza. Incluso, se podría instalar un café literario, acotó.