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JUAN LEÓN MALLORQUÍN. Cada 11 de febrero, cientos de feligreses acuden hasta el santuario de la Virgen de Lourdes, algunos para pagar sus promesas y otros le encomiendan su salud, ya que esta Virgen es considerada protectora de los enfermos. Según comenta Gustavo Benítez, quien fue presidente del Consejo Económico Parroquial en el año 2012, el padre de aquel entonces, Alfredo Haurón, decidió sacar del predio una antigua imagen de la Virgen de Caacupé que estaba también en una gruta pequeña.
Según dijo, el cura párroco decidió construir una gruta más grande y colocar la imagen de la Virgen de Lourdes en ella, ya que la Virgen de Caacupé no debe permanecer dentro de una gruta. La construcción de la gruta alcanzó G. 11 millones, incluida la imagen, ya que algunos feligreses colaboraron, dijo Benítez. Indicó que las piedras para la gruta son especiales, traídas desde Atyra, mientras que la mano de obra corrió a cargo de un constructor local.
La gruta tiene 5 metros de altura y tres de ancho, cuenta con una cascada de aproximadamente dos metros y está completamente iluminada, que en horas de la noche luce realmente maravillosa. El novenario en homenaje a la Virgen empezó el 3 de febrero y se extiende hasta hoy, a las 18:00; posteriormente, la santa misa a cargo del sacerdote residente en la parroquia, Brian Mbulubaya.
En el año 1858, la Inmaculada Virgen María se apareció a Bernardita Soubirus en la gruta de Massabielle, situada en las inmediaciones de la ciudad de Lourdes (Francia). Por medio de esta humilde niña enfermiza, la Virgen María llamó a los pecadores a la conversión y promovió en la iglesia un gran celo de oración y de caridad, sobre todo el servicio a los pobres y enfermos.