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“Paraguay niega nexo de sus cigarrillos con mafia” es el título de la publicación de hoy de dicho medio. Es una respuesta a investigaciones realizadas por El Tiempo y por el diario brasileño Gazeta do Povo, en las que se afirma que los cigarrillos de Cartes blanquean la fortuna de narcos colombianos y de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).
“Para mí, lo que dicen es un absurdo. Está hablando de un país con el que no tenemos vínculo comercial. En el mismo artículo dice que los productos ingresan legalmente, o sea que se paga el impuesto, pero nosotros no exportamos directamente a Colombia”, respondió ayer al respecto José Ortiz, gerente de Tabacalera del Este (Tabesa), propiedad del mandatario.
El Tiempo reitera en su publicación de hoy que investigaciones de la Policía de Colombia y de Holanda indican que la mercancía llega a Aruba y Curazao y luego es exportada a la zona especial aduanera de La Guajira, en donde su rastro desaparece.
Luego, el cigarrillo es comercializado en Colombia por miembros de bandas criminales, por debajo de su valor comercial. Además, las cajetillas no reúnen los requisitos legales para ser comercializadas en América Latina, tales como el pictograma y datos de origen y destino, manifiesta el artículo.
Así también, se anuncia que el próximo jueves, en una reunión de gobernadores de Colombia, se revelará un estudio –hecho por la Federación Nacional de Departamentos (FND) a través de Eafit y de Invamer Gallup– que ratificaría las denuncias periodísticas.
“La compañía originaria de los cigarrillos no se puede desentender del problema del contrabando”, afirmó Germán Chica, director ejecutivo de la FND, en declaraciones reproducidas por El Tiempo.
“Sus cajetillas son ingresadas por algún canal y podrían estar involucradas en el lavado de dinero de organizaciones criminales y terroristas”, manifestó Chica.
Afirmó, igualmente, que las cajetillas que salen de la tabacalera paraguaya Tabesa se comercializan muy por debajo del precio de producción, lo que la relaciona con operaciones de lavado de las organizaciones criminales que las están distribuyendo.
“Ni siquiera tienen registro de producto para ser comercializados en Colombia, pero en algunos departamentos son los que más se venden”, dijo Chica al medio colombiano.