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Thomas y Sabine Vinke, de Paraguay Salvaje, señalaron que los carpinchos son una especie invasiva que se muda a nuevos hábitats y hasta puede influenciar su ambiente, un comportamiento que demanda inteligencia y la capacidad de adaptarse a nuevas situaciones. Así, los carpinchos poco a poco migraron al Chaco Seco, usando tajamares artificiales de la ganadería, y al final aprendieron que una ciudad como Filadelfia puede ofrecer también un lugar seguro.
La carpincho madre, al comienzo, todavía era tímida, solo los vecinos le pudieron observar; después se tranquilizó y ahora se les puede observar cómo viven en el tajamar dentro de la ciudad. Usan el agua como escondite, en días calurosos se refrescan allí. Cuando se sienten amenazados, se tiran y pueden quedar mucho tiempo bajo agua, o se esconden entre las plantas acuáticas, levantando solamente las marinas para respirar. “Es un mito que comen peces; son vegetarianos”, señalan los Vinke.
A pesar de ser los roedores más grandes del mundo, normalmente son muy tímidos. Por sus tiernos ojos oscuros y la carencia de mímica, a veces son considerados un poco tontos, pero los Vinke aseguraron que pueden sorprender con su inteligencia.
Comentaron que la investigadora británica Anna Wilkinson, especializada en comportamiento y aprendizaje de animales, hizo unos experimentos con un carpincho manso durante un trabajo en el Chaco, y este carpincho la sorprendió con una capacidad de aprender, adelantando fácilmente la inteligencia de un perro.