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Para muchas personas, su perro no es solo una mascota sino un integrante más de la familia, ya que, al parecer, la empatía de estos animales hace que noten cuando su dueño está atravesando por un momento complicado de su vida. Eso fue lo que vio Diego Torres, quien, a partir de una experiencia personal, impulsó un proyecto en compañía de su hermana Delia para que las mascotas caninas puedan formar parte de una terapia emocional.
La canoterapia se lleva a cabo en el Instituto Nacional del Cáncer (Incam), del Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social, dos veces por semana: los lunes y viernes de 9:00 a 11:00. La terapia está destinada a niños, adolescentes en tratamiento e hijos de los pacientes.
El proyecto denominado “Mi can amigo” se realiza con dos perros labradores y un cachorro golden retriever, para acompañar las otras terapias desarrolladas con los pacientes de cáncer.
Delia Torres es licenciada en Fonoaudiología, y Diego Torres, licenciado en Ciencias de la Educación y cursa el último año de la carrera de Fisioterapia, según informó el Ministerio de Salud y Bienestar Social. El ideal de ambos es que más personas se sumen a la causa para que esta iniciativa llegue a más personas, no solo a enfermos de cáncer sino con algún otro trastorno físico o psicológico.
La idea de Diego surgió a partir de una experiencia personal en la cual le ayudaron sus caninos a vencer la depresión. Una vez recuperado y ante la curiosidad de saber qué influencia pudieron tener sus mascotas en su progreso, se puso a investigar sobre el tema: vio que hay organizaciones en otros países que desarrollan la canoterapia, por lo que entendió que podía ser una oportunidad para aplicarla en Paraguay.