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Karen es oriunda de Ciudad del Este y, poco antes de cumplir los dos años de edad, sus padres se percataron de que la niña no escuchaba.
Como estaban en la frontera, fueron hasta un centro asistencial privado en el Brasil y los resultados de los estudios fueron negativos; desde ese momento, Narciso Mereles y María del Carmen Benítez iniciaron una lucha sin cansancio, día y noche, recorriendo centros asistenciales como el Inpro, que actualmente se llama Secretaría Nacional de Discapacidad (Senadis), pero sin respuestas.
Decidieron entonces que no se rendirían y fueron hasta Argentina. Allí tampoco pudieron proseguir con el tratamiento, debido a la gran cantidad de dinero que necesitaban y, según contó el padre, no tenían recursos económicos para costearlo.
Después de los viajes, las negativas y demás vicisitudes, los padres de Karen llegaron hasta el Hospital de Clínicas y consiguieron un audífono para ella. Le practicaron pruebas y comenzarán la rehabilitación, comentó el protesista Nelsón Martínez, quien añadió que de acuerdo con lo que digan los médicos, la niña podría recibir un implante coclear.
La madre de Karen, María del Carmen, dijo al noticiero de ABC Color que lo que más lamenta de la situación de su hija es que en las escuelas y colegios, los niños que no tienen problemas de audición no tengan la posibilidad de aprender el lenguaje de señas.
“Es muy lindo”, dijo, y agregó que sin ese aprendizaje, los niños con sordera solo pueden comunicarse entre ellos y pierden la posibilidad de hablar con niños sin esa discapacidad.
Este avance fue posible gracias a la Asociación de Padres Pro Implante Coclear, que está siendo impulsada por Alberto Acuña, padre de Melissa, la niña que a sus 10 años recibió un implante coclear en el Hospital de Clínicas.
La historia de Melissa causó revuelo e interés, pues muchos padres que no sabían que existía esta posibilidad, pudieron empezar a buscar ayuda, comentó anteriormente Acuña.
Dijo que ahora que el camino ya está trazado y que desde la asociación buscarán agilizar los trámites y garantizar que el dispositivo que reciba un niño sea de utilidad.
La hija de Alberto fue la primera paciente en recibir un implante en el sector público, ya que se trata de un costoso dispositivo -cuesta alrededor de US$ 27.000- además de los gastos de la cirugía que ronda los US$ 10.000.
Los padres de Melissa no tuvieron que desembolsar dinero, ya que todos los costos fueron cubiertos por el Estado.
Melissa avanza día a día y se convirtió en la luz de esperanza para muchos padres con hijos que padecen sordera.