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El TSJE informó días atrás que en total se gastaron G. 856.000.000 en las personas que viajaron, como también por los insumos, para las elecciones generales del pasado 22 de abril. En total, votaron 8.425 personas de los cuatro países en donde hubo esa opción: España, Argentina, Estados Unidos y Brasil.
Del costo total de G. 856 millones, G. 20 millones se usaron en materiales y útiles electorales, G. 84 millones en los documentos electorales y G. 37 millones en boletines de voto, carteles y manuales. El costo de envío de materiales habría sido de G. 116 millones y G. 190 millones los pasajes aéreos. Por otro lado, asciende a G. 408 millones el pago de viáticos, que supuestamente incluye gastos de hotelería, alimentación y movilidad.
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El porcentaje de votación en el extranjero fue de solo el 22,07%, en comparación al 41% de 2013. “Es (un porcentaje) muy bajo (...) No sabemos (a qué se debe ese fenómeno), eso depende del ciudadano. A 28.000 teníamos inscriptos en el 2013, ahora tenemos 38.000. Sin embargo, es muy baja la participación. Hay ciudadanos que no se inscriben porque tienen miedo que sus datos vayan a Migraciones de esos países, porque la mayoría son ilegales. Puede ser que eso haya influido”, dijo Luis Alberto Mauro, asesor del TSJE, en conferencia de prensa recogida por Romina Cáceres, de ABC TV.
El porcentaje más bajo de votos en el extranjero se dio en Argentina, con solo el 18% de los habilitados, y el más alto, en los Estados Unidos, con el 40%. “Increíble realmente lo que pasó con Argentina en ese sentido”, refrendó Mauro.
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Uno de los problemas es que la ley solo permite habilitar mesas con 101 electores. Mauro comentó que en París, por ejemplo, hubo 35 personas que protestaron porque allí no se habilitó mesa de votación y lamentó que eso solo puede hacerse, por ley, con 101 inscriptos.
“Tenemos que explorar la posibilidad de votar por internet. Lo que hay que garantizar es el voto secreto. Sobre esa base, sobre todo los que están en el exterior. Creo que podemos garantizar eso. Se tiene que cambiar la ley (electoral). Es una burla porque le decís al elector ‘podés inscribirte (por internet), pero no podés votar'”, concluyó.