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Los aprovechadores de los eventos masivos están a la orden y Caacupé no es la excepción. Basta con recorrer las calles paralelas y adyacentes al Santuario de la Virgen para hallar una serie de propuestas que poco tienen que ver con las festividades marianas.
En las cercanías del Tupãsy Ykua, en medio del olor a asado y la incesante cumbia, existen varios puestos de venta que se suelen montar en fiestas patronales y en grandes ferias. Todo esto se monta en la plaza Defensores del Chaco, recientemente remozada.
Una familia de nativos, oriunda de Filadelfia, trajo una serie de productos manufacturados para ofrecer al público. En una caja de cartón, a un costado de la tela que oficia de mostrador, estaban dos cotorritas y un kavure’i, un animal muy similar al búho.
Pese a la prohibición, que aparentemente esta familia de nativos desconoce, los animales estaban siendo ofertados bajo un intenso sol.
El padre de la familia de nativos, quien se identificó como Amancio, dijo a ABC Color que ellos vienen todos los años a Caacupé.
Luego de responder a nuestra consulta, expresó su indignación ante la actitud de un reportero gráfico de un periódico sensacionalista, quien solicitó a una niña que se saque la ropa para tomarle fotografías.
“A nosotros nos condenan pero el hombre blanco viola a niñas de un año”, dijo Amancio, indignado por la situación.
Todo esto se produce a metros de un cartel que dice “Zona santa, prohibida la presencia de venderdores ambulantes”. La ironía de esta situación y nuestra casual presencia motivó la intervención de un oficial en el lugar, que solicitó a un vendedor de anteojos que se retirase del lugar, advirtiéndole que, si no lo hacía, sus mercaderías serían incautadas.
En la plaza, cientos de vendedores armaron sus puestos para ofrecer sus mercaderías a los peregrinantes. El lugar, que también sirve para que los promeseros puedan descansar, ofrece tatuajes permanentes.
Un grupo de jóvenes armó su local para tatuar a quienes se animan y, por lo que comentaron, hasta ahora el negocio va bien.
La afluencia masiva de peregrinantes está generando buenas expectativas de venta en los dueños de los locales apostados en la zona.