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Pablo Lemir, en conferencia de prensa, presentó los detalles de la autopsia hecha a Willian Giménez Bernal, conductor de la camioneta Toyota Fortuner atacada por sicarios el pasado miércoles, ocasión en que también mataron a su hijo Gabriel Giménez, de cinco años.
De acuerdo con el médico, Giménez Bernal tiene un impacto de bala en el lateral superior izquierdo de la cabeza, que tuvo orificio de salida en el lateral derecho, sobre la oreja.
En el momento del disparo, el conductor tenía un kepis, que posee los orificios de entrada y salida de bala. Un detalle importante, resalta Lemir, es que alrededor del orificio de entrada de bala en el kepis hay un halo de pólvora, que indica que el disparo se realizó a muy corta distancia.
“La trayectoria del proyectil fue de izquierda a derecha, levemente de arriba a abajo. Dio positivo el residuo del disparo del kepis, en el lado izquierdo, con la mano izquierda de la víctima... tiene todos los elementos que fue una herida autoinfligida”, concluyó el médico.
En otro momento dijo que no tienen forma técnica de demostrar que el niño murió antes que su papá.
Ayer Willer Lescano Giménez, uno de los ocupantes de la camioneta y que sobrevivió al atentado, relató a la Fiscalía que Giménez Bernal, al ver que su hijo estaba muerto en el asiento trasero, tomó una pistola 9 milímetros que tenía a su lado y, con la mano izquierda se pegó un tiro.
La camioneta atacada por sicarios pertenece al grupo empresarial vinculado con el narco Clemencio “Gringo” González Giménez, relacionado además con una célula del Primer Comando Capital (PCC).
Según la Policía Nacional, el atentado se trató presuntamente de un ajuste de cuentas de criminales de la frontera.
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