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El 10 de abril pasado, según el informe policial, un hombre identificado como Antonio Augusto Álvarez Núñez, hijo del juez y ex diputado nacional Antonio Álvarez, se resistió a ser cateado luego de que una patrulla al mando del oficial Sebastián Espinola lo alteara en la vía pública, pues circulaba a gran velocidad y rozó contra un motociclista.
Según el informe presentado a la Comisaría Séptima de donde pertenecen los cinco oficiales hoy arrestados, Antonio Augusto circulaba a gran velocidad por la calle Ana Díaz casi Avenida Próceres de Mayo de la capital en una camioneta Toyota Land Cruiser con chapa Nº ANE 416.
Cuando los policías le solicitaron detener la marcha y bajar de su rodado, sin mediar palabras el hombre atacó al oficial de patrulla (ver video), de manera prepotente propinó varias patadas y puñetazos al uniformado.
Antonio Augusto en todo momento amenazó a los policías intervinientes, primero con utilizar su influencia con el Jefe de Policía para trasladarlos al Chaco y luego también los amenazó de muerte.
El hijo del juez, además despojó al uniformado de su radio policial y se dio a la fuga. Luego de eso se inició una persecución que terminó frente a la residencia de Antonio Augusto, los uniformados recuperaron la radio y detuvieron al hombre por resistencia, según el informe policial.
Ya con las esposas puestas y en la patrullera, el hijo del juez siguió amenazando a los uniformados. Todo el procedimiento fue comunicado a la fiscal Claudia Quintana.
Pero llamativamente el hombre fue liberado horas después del incidente y los uniformados que participaron del procedimiento; oficial 1º. Sebastián Espinola, oficial 2° Guillermo Torres, el suboficial 1° Julio Cubas, suboficial 1° Francisco Giménez, suboficial 2° Víctor Vallejos están arrestados desde este viernes por un supuesto mal procedimiento y se solicitó el traslado de los mismos. Los cinco uniformados fueron denunciados por coacción grave.
Andrés Álvarez, hijo del magistrado y hermano Antonio, denunciado por los policías por prepotente, dijo que en la noche del 10 de abril pasado, en Asunción, Antonio Álvarez llegaba a su casa junto con su hijo en la camioneta Toyota Land Cruiser, cuando detrás de él se estaciona una patrullera de la policía. Un policía bajó y le manifestó que requisaría la camioneta por no contar con chapa. El agente le pidió la lleve y él se negó.
El uniformado seguía insistiéndole para que entregue la llave por lo que se inició una fuerte discusión, luego decidió entrar a su casa. Desde fuera de la vivienda los oficiales le gritaban improperios. Ante esta situación, Antonio salió de nuevo a la calle e intercambió golpes con los policías. Estos solicitaron más refuerzos, que al llegar vuelven a buscar al hombre que intentaba ingresar otra vez a su casa.
Comentó Andrés que le alertaron de lo que ocurría, por lo que fue a ver qué pasaba. Al llegar vio a su hermano dentro de la patrullera. Los agentes trasladaron a Antonio hasta la Comisaría 7ª Metropolitana y lo metieron por el portón trasero. En la sede le advertían que lo iban a torturar e incluso matar por ser supuestamente prepotentes, según la narración de Andrés.